Miércoles, 27 Agosto 2014 07:42

El desgobierno de Solís

Cien días, para un gobierno, nos son nada pero si no se ha hecha nada, son demasiados.
Efectivamente, en estos primeros meses del actual gobierno ha habido mucha bulla y nada de nueces. Los actos “simbólicos” del gobierno (como la corta de los arbustos frente a la casa presidencial, “la casa de cristal”, la visita a los vecinos de Zapote, el izamiento de la bandera de la “diversidad”, etc.) me daban (y me siguen dando) muy mala espina.

ESCUCHAR COMENTARIO


Así es, era como quien no creía que había alcanzado el magno cargo de Presidente de la República, cuando empezó siendo un completo desconocido.
Así, prometió cambios (se entiende positivos) pero no he visto ninguno de fondo. Todo se ha limitado a nombrar cuántas comisiones sean los asuntos que necesitan ser atendidos por insignificantes que sean, como la de cerrar la DIS, que es del resorte del presidente.
Igualmente, las contradicciones consigo mismo y con su equipo de trabajo, Ministros, presidentes ejecutivos y hasta diputados, de todas las fracciones, han sido el pan de cada día. Si no es él quien se contradice, lo hace con las declaraciones de sus cercanos colaboradores.
Y para no variar, llama a todos los medios de prensa, para que lo vean abrazando y dando besos a los vendedores de artesanías de la calle 13, luego que “levantó” el veto que hace 7 años otro presidente había puesto sobre una ley que les regalaba esa calle. ¡Mero populismo!
Ahora, con la “novedad” de dar a conocer un informe de los “cien días”, donde, supongo, lo que hará es decir que no sabía lo fea que era con la que le tocó bailar, que el charral es enorme, que las arcas estas vacías, que hay mucho que remediar, que los anteriores gobiernos son los culpables; que todo es un desastre, etc., puso la fresa en el pastel, pues más que un mensaje conciliador, y considerando que no cuenta con mayoría en el Congreso, está agitando las aguas políticas que podrían convertirse en un tsunami de graves consecuencias pues si en las últimas décadas la ingobernabilidad ha estado presente, el augurio para la presente administración no es nada halagüeño.
En resumen, este gobierno cree que aún hay otra tercera ronda electoral; parece que sigue en campaña, con un presidente muy distendido en sus discursos de “la ruta de la alegría”; con nula comunicación política y el garrafal error de haberse llevado casi completo a su equipo de campaña a casa presidencial, lo que le obnubilay se olvida de que ya es presidente electo y que es hora de arrollarse las mangas, bajar su perfil de “no candidato”; comportarse como un verdadero estadista y actuar con la solemnidad que su cargo le impone. ¡Ni más ni menos!