La mano criminal no solo llega extendida por los maleantes que se roban piezas de los conjuntos escultóricos, sino también de burócratas anónimos, para quien es más fácil quitar que preservar
El Semanario Universidad muestra la patética foto de quien fuera declarado personaje del siglo pasado, sus manos caen inertes, pero irradian esa dosis de coraje, que un día ametralladora en mano, lo iba a subir a un avión capturado por secuestradores, en los tiempos cruentos de las luchas en suelo centroamericano.
El monumento a don Pepe que se ubicó justo frente al costado oeste del Museo Nacional, aledaño al sitio donde con el golpe de un mazo marcó simbólicamente la abolición del ejército en Costa Rica, fue quitado subrepticiamente.
Paradójicamente, ya otro irrespeto similar había acontecido con la escultura del reformador social Rafael Ángel Calderón Guardia, durante el gobierno de su hijo Rafael Ángel, antes que terminara su mandatp, a la carrera, se llenó de cemento la cuadra sur en las inmediaciones del edifico central de la Caja y se mutiló la obra del maestro Francisco “Paco” Zuñiga, que comprendía además una pirámide invertida e inconclusa que simbolizaba la obra inacabada de la seguridad social.
Y así se han vejado innumerable cantidad de monumentos, el del Agricultor, también de Paco Zuñiga, mutilado por vándalos, posiblemente vendedores de chatarra, amos y señores de los parques.
Ni que decir del Monumento Nacional donde una espada se perdió furtivamente robada por quienes ante la ausencia de vigilancia birlan lo que es patrimonio de todos
Rescatemos la figura de don Pepe y levantemos la voz contra quienes piensan que el arte es cosa de vagos y bohemios y por lo tanto, puede ser manoseado por cualquier burócrata, obnubilado por el poder en una tierra de nadie.
En una bodega del Museo Nacional con una especie de soga atada al cuello que semeja un linchamiento en la horca, así permanece la efigie de don José Figueres Ferrer, muestra del irrespeto en este país, tanto para sus próceres, como para los escultores de quienes, sin decir “agua va” se cercena su obra.