quise dedicarle este comentario, como un acto de reconocimiento personal a quien a pesar de sus estreches económicas y época, nacido en 1929, hijo de un músico y de una ama de casa, con ocho hermanos, supo aprovechar las oportunidades que la vida y la Costa Rica de entonces le ofrecieron, sea dicho que pocas pero suficientes para un ser humano del temple de don José Alberto.
Según nos relató, su niñez y primaria en la Escuela Argentina, transcurrieron con grandes limitaciones económicas, sin embargo, recuerda esta época como una que le proporcionó gran felicidad y seguridad. Posteriormente, entró al Liceo de Costa Rica, el cual tuvo que abandonar, temporalmente, para buscar un trabajo y así ayudar en su casa.
A sus relativamente pocos años de vida, el joven José Alberto pues apenas iniciaba su secundaria, tenía muy claro que la única vía para surgir en la vida, era por medio de la Educación, así que se matriculó en colegio nocturno, donde solo estuvo un semestre pues comprobó la pobre calidad de la instrucción académica que ahí se impartía, por lo que, habló con su señora madre y logró su apoyo para regresar al Liceo de Costa Rica.
A los veintidós años, fue profesor de la Universidad de Costa Rica, UCR, posteriormente, ya casado y con hijos, logró una beca para ir a Estados Unidos a obtener su Doctorado en Farmacia. Al concluir sus estudios y a pesar de tener una jugosa oferta para que se mantuviera como profesor en una universidad estadounidense, regresó a Costa Rica y se involucró directamente en la transformación de la Universidad de Costa Rica, la cual tenía grandes limitaciones presupuestarias y en consecuencia materiales. Llegó a ser Decano de la Facultad de Ciencias y Presidente del Consejo Universitario de esa universidad.
En la UCR y en asocio con el Instituto del Cáncer en Estados Unidos, comenzó a realizar investigaciones sobre el efecto de algunas plantas en esa grave enfermedad; logrando identificar una que reducía y hasta eliminaba la expansión de las células malignas. Fue en 1976, cuando don José Alberto resulta víctima del cáncer y después de someterse al tratamiento dispuesto por los médicos y ante los pronósticos reservados de estos profesionales, decide auto convertirse en conejillo de indias y utilizar esa planta en específico y después de un tiempo, su enfermedad estaba en franca remisión.
A los 83 años don José Alberto, ya pensionado, gozando de una extraordinaria salud física y mental, junto con sus hijos e hijas está dedicado a una nueva empresa, que él llama un Arboleto del Pacífico Seco, donde tiene árboles representativos de esta zona, los cuales son cultivados en una finca en Guanacaste. Realmente, la vida del doctor José Alberto Sáenz Renault, es todo un ejemplo digno de ser imitado por las nuevas generaciones, que teniendo mucho mayores oportunidades, se niegan a aprovecharlas. Salud y siga con su ejemplo educando a los costarricenses. Orlando Castro Quesada
Lunes, 01 Octubre 2012 05:03
Don José Alberto Sáenz Renault, un costarricense digno de todo reconocimiento
Escrito por Gustavo DelgadoHace varios días ya, que como Director de Panorama, tuve el gran gusto de entrevistar al doctor don José Alberto Sáenz Renault, con la intención de hacer varias notas sobre su vida académica, profesional y personal; esta experiencia sobrepasó todas mis expectativas y aunque ustedes escucharán próximamente en este mismo programa y con mayor detalle sobre la vida de este gran costarricense,