Como consecuencia de estas ráfagas, también se produjeron afectaciones en el servicio eléctrico. En tan sólo dos días se originaron trecientas treinta averías en el área servida por la Compañía Nacional de Fuerza y Luz. Para ello, 140 técnicos especializados trabajaron de manera ininterrumpida en condiciones peligrosas con líneas energizadas.El objetivo: restablecer el servicio lo antes posible.
La tarea fue ardua, pero lograron su meta. Los 22 mil clientes afectados vieron restablecido su servicio eléctrico en tiempo óptimo. Una tarea silenciosa, sincronizada que requiere pericia para no afectar los circuitos y cargas eléctricas. Por lo general el trabajo de las cuadrillas integradas por técnicos especializados y con una vocación de servicio incuestionable es invisibilizada por la sociedad.
Estos funcionarios son hombres y mujeres comprometidos, que están dispuestos a arriesgase en condiciones de tiempo adversas para restablecer el servicio eléctrico a las familias, empresas e instituciones. Fueron 140 personas que se ausentaron del calor de sus hogares,poniendo su vida en riesgo por enfrentarse a los altos voltajes y estructuras colapsadas, para prestar un servicio fundamental a la sociedad.
Ese es un compromiso que llevan en las venas, que supera cualquier otro interés material; es vocación de servicio. Sus funciones sobrepasan, en demasía, otros vientosque pretenden hacer diferencia entreel trabajador público y el privado. Frente a la necesidad del servicio, esas comparaciones absurdas no tienen valor alguno. El verdadero interés es garantizarles a todos la calidad y continuidad del servicio.
De forma silenciosa, al despuntar el sol, los hombres y mujeres vestidos de azul y su corazón henchido, emprenden una jornada de 24 horas, los 7 días a la semana para garantizar de manera eficiente la calidad y continuidad del servicio eléctrico. Ellos hacen real las palabras de nuestro himno: “mano a mano, como hermanos, aportamos con afán nuestro esfuerzo y energía al progreso y bienestar”.
Lucía Cortés Cantillo