Viernes, 13 Junio 2014 08:34

Descansa en paz el motor de Radio Sinaí

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Viví en San Isidro de El General hasta que tenía doce años. Fui a la Escuela La Asunción, de monjas Oblatas al Divino Amor. Atribuyo a esto mi chochera por los templos, los santos, la imaginería religiosa y el fervor popular. Allá conocí al Padre Álvaro Coto.

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Fue el primer sacerdote que me confesó, el cura que me dio la Primera Comunión y el primer hombre de radio que conocí. Me impresionaba aquel viejito calvo, canoso, de hablar pausado y voz ronca, que nos daba misa en la escuela y poco después escuchaba yo en el radio del carro de mi papá. Acaba de dejar este mundo este sacerdote que levantó Radio Sinaí. La emisora es obra de otro cura, el Padre Zúñiga, quien se capacitó en Colombia, en una emisora que enseñaba a leer y escribir a los niños de zonas alejadas. El cura encargó a las Hijas de María de cuidar el receptor. La emisora empezó a transmitir el 12 de mayo de 1957 y fue inaugurada el 13 de junio, hace 57 años, el día de El Sagrado Corazón de Jesús. Los estudios estaban a la par de la Catedral de San Isidro. Ahí comenzó a trabajar. El obispo Delfín Quesada encargó al Padre Coto en 1966. Lo más interesante de Coto es que hizo de Sinaí una emisora poco convencional. Es una emisora católica llena de programas de futbol y música popular. Una vez le pidieron que transmitiera un partido de Costa Rica contra El Salvador y con ese partido él se dio cuenta que podía sostener la emisora con publicidad. Así compró un transmisor nuevo.  En 1990 pudo ser escuchado con la emisora más allá de El Cerro de la Muerte. Luego compró otro transmisor y lo puso en el Irazú. Radio Fides le dio posada. La radio sirvió para enviar mensajes. Casi nadie tenía teléfono. Eran cosa de todos los días, mensajes como estos: ´Arnulfo, salga a Paso Real, que yo llego en la cazadora de las cinco” o ´téngame el caballo en el Río Pacuar a las cinco de la mañana´. Por radio, el Padre Coto enseñaba a cantar a la gente desde la catedral. Una vez llegó un misionero que andaba por Puerto Jiménez y preguntó por qué la gente cantaba. El Padre Coto le explicó el sistema. Radio Sinaí fue un motor de desarrollo para Pérez Zeledón. Junto a CoopeAgri, preparé hace 8 años dos libros de pioneros del cantón y de esta cooperativa. Ya casi salen, con una semblanza grande de este cura. Él decía, “siempre quise tener un balance de la programación. Si usted les pone música a los jóvenes y por allí les mete una cápsula religiosa ellos la escuchan, pero si les pone un programa grande, entonces al igual que con el televisor, le dan vuelta a la perilla”. El Padre Coto recorrió toda la zona de El General a caballo, como un verdadero misionero, desde que llegó en 1950. Su muerte ha conmocionado al pueblo de mi niñez, con toda la razón del mundo, porque Álvaro Coto dejó su nombre en la historia de la radio rural y del desarrollo de Pérez Zeledón. Que Dios lo tenga en el cielo arreglando algún transmisor para poner una emisora y que cante, que cante mucho para siempre, el Padre Coto