Alajuela. Viernes por la noche. Una gran cantidad de gente, mayores, jóvenes, familias con sus niños, se aglomeran en la plazoleta de la iglesia La Agonía, para dar inicio al cierre de una semana muy especial en que Alajuela fue el centro de la cultura oral, la anfitriona de un nuevo encuentro de cuentacuentos que reunió artistas de España, Camerún, México y Colombia, aparte de los muchos compatriotas que poco a poco se han ido sumando a este bello arte de narrar historias de una manera muy amigable y participativa.
Luego de escuchar a la delegación mexicana narrar sus historias desde una de las torres de aquel hermoso templo, dirigido por una alegre cimarrona, arrancó el “Trolecuentos”, sí, así como suena, es decir, a trolear contando cuentos. ¿Donde más que en la ciudad de los mangos y los apodos para inventar semejante término?
Tres paradas tuvo el trolecuentos en el camino, y desde sendos balcones, un español, una venezolana y un colombiano hicieron las delicias del público que con gran regocijo y orden les siguió y les escuchó, para luego dirigirse hasta el viejo cuartel, hoy sede del Museo Juan Santamaría, donde un príncipe camerunés, como salido de uno de sus propios cuentos, simplemente encantó a los asistentes. Cerró la velada Juan cuentacuentos a nombre de los de Tiquicia y luego la cimarrona llenó el ambiente de parranderas que animaron a más de uno a bailar en media calle.
De esa manera llegó a feliz término un capítulo más, el sexto, de esta Fiesta Internacional de Cuentos que cada año, durante una semana, convierte a Alajuela en “Ciudad palabra”.
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Sarapiquí. Sábado, mediodía y tarde. En el plantel municipal, en El Mortero de Horquetas, se lleva a cabo el V Encuentro Nacional de Cantautores que reúne a artistas de la música –composición e interpretación- de diversos lugares del país.
Una velada exquisita para los amantes de la música popular y del folclor nacionales que se ha venido haciendo realidad cada año gracias al soporte de la Alcaldía de aquel cantón herediano y al entusiasmo y capacidad de organización de un grupo de sarapiqueños, encabezados por León Santana, un gran promotor de la cultura popular.
Por ese festival han pasado, en calidad de dedicados, consumados artistas como Lencho Salazar, Ernesto Alfaro, Nago de Nicoya, Dionisio Cabal, Ronald Alfaro y el trío los Guacaleros de Acosta, entre otros. En esta quinta edición los homenajeados fueron el cantante internacional Rafa Pérez, el afamado requinto “Negro” Córdoba, miembro del extinto trío Alma de América, y el trío Los Josefinos que precisamente la noche anterior había compartido escenario con el trío Los Reyes, de México. Todos ellos nos regalaron una tarde musical inolvidable.
A estos artistas debemos sumar muchos otros, de gran calidad y sobre todo de un gran compromiso con el arte musical, ya sea como compositores o como intérpretes, y en no pocos casos, como ambos. Resalto por esos méritos y por su condición de anfitriona, a la marimba orquesta Sarapiquí que tiene la virtud de reunir en su elenco a adultos, jóvenes y niños.
El reconocimiento sincero a quienes con grandes sacrificios hacen posible este espacio de homenaje a nuestros cantautores, alma de nuestra cultura popular.
Alajuela. Viernes por la noche. Una gran cantidad de gente, mayores, jóvenes, familias con sus niños, se aglomeran en la plazoleta de la iglesia La Agonía, para dar inicio al cierre de una semana muy especial en que Alajuela fue el centro de la cultura oral, la anfitriona de un nuevo encuentro de cuentacuentos que reunió artistas de España, Camerún, México y Colombia, aparte de los muchos compatriotas que poco a poco se han ido sumando a este bello arte de narrar historias de una manera muy amigable y participativa.
Luego de escuchar a la delegación mexicana narrar sus historias desde una de las torres de aquel hermoso templo, dirigido por una alegre cimarrona, arrancó el “Trolecuentos”, sí, así como suena, es decir, a trolear contando cuentos. ¿Donde más que en la ciudad de los mangos y los apodos para inventar semejante término?
Tres paradas tuvo el trolecuentos en el camino, y desde sendos balcones, un español, una venezolana y un colombiano hicieron las delicias del público que con gran regocijo y orden les siguió y les escuchó, para luego dirigirse hasta el viejo cuartel, hoy sede del Museo Juan Santamaría, donde un príncipe camerunés, como salido de uno de sus propios cuentos, simplemente encantó a los asistentes. Cerró la velada Juan cuentacuentos a nombre de los de Tiquicia y luego la cimarrona llenó el ambiente de parranderas que animaron a más de uno a bailar en media calle.
De esa manera llegó a feliz término un capítulo más, el sexto, de esta Fiesta Internacional de Cuentos que cada año, durante una semana, convierte a Alajuela en “Ciudad palabra”.
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Sarapiquí. Sábado, mediodía y tarde. En el plantel municipal, en El Mortero de Horquetas, se lleva a cabo el V Encuentro Nacional de Cantautores que reúne a artistas de la música –composición e interpretación- de diversos lugares del país.
Una velada exquisita para los amantes de la música popular y del folclor nacionales que se ha venido haciendo realidad cada año gracias al soporte de la Alcaldía de aquel cantón herediano y al entusiasmo y capacidad de organización de un grupo de sarapiqueños, encabezados por León Santana, un gran promotor de la cultura popular.
Por ese festival han pasado, en calidad de dedicados, consumados artistas como Lencho Salazar, Ernesto Alfaro, Nago de Nicoya, Dionisio Cabal, Ronald Alfaro y el trío los Guacaleros de Acosta, entre otros. En esta quinta edición los homenajeados fueron el cantante internacional Rafa Pérez, el afamado requinto “Negro” Córdoba, miembro del extinto trío Alma de América, y el trío Los Josefinos que precisamente la noche anterior había compartido escenario con el trío Los Reyes, de México. Todos ellos nos regalaron una tarde musical inolvidable.
A estos artistas debemos sumar muchos otros, de gran calidad y sobre todo de un gran compromiso con el arte musical, ya sea como compositores o como intérpretes, y en no pocos casos, como ambos. Resalto por esos méritos y por su condición de anfitriona, a la marimba orquesta Sarapiquí que tiene la virtud de reunir en su elenco a adultos, jóvenes y niños.
El reconocimiento sincero a quienes con grandes sacrificios hacen posible este espacio de homenaje a nuestros cantautores, alma de nuestra cultura popular.