En semanas pasadas, el MAG toma la decisión de decretar una medida fitosanitaia, por medio del SFE, para prohibir la importación de aguacates de México y Florida, aduciendo la existencia de un virus llamado “mancha del sol”. La prohibición de importaciones se extendió a varios otros mercados el 5 de mayo. Como se sabe las medidas fitosanitarias en muchas ocasiones funcionan como proteccionismo encubierto. ¿Es este el caso? Parece que sí.
Ahora bien, pongámonos serios. Veamos la probabilidad empírica. ¿Existe realmente un grave peligro fitosanitario? Mediante la medida del MAG, Costa Rica prohibió la importación de aguacates desde el 5 de mayo de 9 países. México, Australia, España, Ghana, Guatemala, Israel, Sudáfrica, Venezuela y Florida, EEUU. Parece imposible que, de repente, esa enfermedad de la “macha del sol” se esté dando en forma repentina en todo el resto del mundo y no en Costa Rica. Parece imposible que no exista un aguacate limpio en todo el resto del planeta, salvo aquí. Con toda sinceridad, parece una rancia medida proteccionista, para defender algún lobby interno, totalmente anacrónica, que hará subir el precio del producto, generará su escasez y ello no le sirve casi a nadie.
Los proteccionismos arancelarios sí proceden, desde luego, y en muchos casos. Los primeros que los practican son los EEUU, Canadá, la Unión Europea y el resto del mundo. Aquí se justificaría un barrera arancelaria si los productores locales fuesen capaces de satisfacer el mercado local en su totalidad y, en un escenario donde no existan carteles ni arreglos oligopólicos para fijación de precios que afecten al consumidor.
Hay que proteger al productor nacional sobre la importación, desde luego. Lo hacen todos los países del mundo. Ahora bien, la clave de las políticas arancelarias deber ser doble: proteger a los productores locales, siempre y cuando los ciudadanos puedan comprar más barato. Por eso, la verdadera lucha es contra los monopolios y oligopolios de cualquier índole, incluidos es de los compradores comerciales e intermediarios. Ese es el problema de Costa Rica: la compra y la intermediación agrícola está concentrada en pocas empresas. A mayor variedad en la oferta y disputa, más bajan los precios y sube la calidad. Por esto, hoy, paradójicamente, en los supermercados de EEUU, Canadá y otros lugares del mundo, los precios son más baratos que en Costa Rica, país que tiene salarios cuatro veces más bajos.
En esta historia del aguacate existe un potencial perdedor: los consumidores. Veremos cómo escasea el producto y sube el precio. ¿Y los consumidores y los ciudadanos no deberían ser los beneficiarios últimos de cualquier sociedad? Estamos ante medida fitosanitaria que parece encubrir proteccionismo no-arancelario. Tenemos que ser más creativos si queremos fortalecer a nuestra agro-industria, a nuestros productores nacionalesy también a los consumidores y así beneficiar a nuestra sociedad en su conjunto.-
Dr. Jaime Ordoñez