Lunes, 16 Noviembre 2015 11:26

Contra las presas, practiquemos la cortesía

No pretendo que este comentario sea otra queja más contra la burocracia que impide atender con más eficiencia las necesidades de nuestro desarrollo, sino un llamado a ocuparnos individualmente de un problema que no tiene solución a la vista, como sucede con las presas que dominan las calles y carreteras de Costa Rica.

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¿A qué me refiero? Pues ni más ni menos, que a practicar la cortesía intensa y activamente cuando vamos en carretera, como forma de aliviar las presas. Es una cuestión de civismo, al igual que lo es no botar basura por la ventana del carro.
No hablo de dar campo de vez en cuando, sino de buscar activamente a quién ceder espacio, cada vez, que haya oportunidad. La mayoría de las veces, las presas no fluyen más rápido, porque actuamos como si dar campo a los que tenemos al frente o al lado, o mejor todavía, al que se nos está metiendo, nos hará llegar tarde, cuando en realidad sucede todo lo contrario.
Mientras estamos atrapados en esos atascos que tornan las calles en un gran parqueo, debemos reflexionar sobre un hecho indiscutible. Costa Rica importa casi 200 carros diarios, y hasta nuevo aviso, lo cierto es que, el ritmo de la inversión pública no será capaz de construir a tiempo las rotondas, pasos elevados, túneles y viaductos que requiere la gran área metropolitana. Podemos quejarnos del anterior gobierno, del presente y del que viene, pero eso no servirá de nada. Lo que si puede generar un efecto positivo, es un cambio de actitud detrás del volante.
Si entendemos que los autobuses, vagonetas y furgones necesitan mucho más espacio que nosotros y les damos campo, estaremos contribuyendo a aliviar las presas. Si entendemos que el deportista, el ciclista o el peatón que nos estorba el paso, en realidad no tiene otra opción, y bajamos la velocidad para no echarle el carro encima, no sólo disminuiremos el riesgo de acabar en la cárcel por un atropello o pagando indemnizaciones, sino que contribuiremos al mismo efecto positivo. Si buscamos a lo largo del camino, a ese carro que está pidiendo paso y en lugar de ignorarlo, le damos campo, estamos contribuyendo a deshacer los atascos. Si en la carretera le damos espacio al imprudente que en medio de una presa, avanza por el carril de emergencia, estaremos contribuyendo a mejorar la seguridad de todos.
Alguien se preguntará “¿por qué yo?” y pensará “que lo hagan los demás, yo no tengo tiempo” … pues resulta que si lo hacemos todos, precisamente lo que ganaremos es tiempo, tranquilidad e incluso seguridad. Lo razonable es que comencemos por nosotros mismos. Que pasen unos y otros, unos y otros, y así las presas se moverán más rápido y serán menos agobiantes.
Los invito a que probemos, … no tenemos nada que perder.
Fernando Ferraro Castro