Jueves, 24 Mayo 2012 05:18

COCO

En la primera generación de estudiantes del Liceo de Escazú, mencionar a “Coco” basta para que sepamos que se trata de Socorro Gross Galiano, la compañera excepcional que un día abrazó la medicina como su profesión y fue propuesta por el gobierno de Costa Rica para el más alto cargo dentro de la Organización Panamericana de la Salud, elección prevista para setiembre en Washington D.C.
Como tantas personas que habitan en nuestro territorio, Coco lleva la sangre de dos naciones hermanas, Nicaragua y Costa Rica, su piel cobriza delata sus orígenes de los que ella se siente profundamente orgullosa.
Coco siempre se distinguió por muchas razones, su excepcional encanto físico y su incomparable belleza de espíritu, su aguda inteligencia, aderezada con la humildad, nos tocó compartir la enseñanza pública y las correrías de muchachos, de una Costa Rica, donde todos estábamos hermanados, el rico, el pobre, los pocos que tenían vehículo y los que andábamos a pie, el hijo del obrero y del intelectual, éramos una gran familia.
Coco era una mas del grupo, para entonces quien escribe era el presidente del segundo año y cuando no llegaba algún profesor, nos íbamos a bajar guabas, jocotes y a bañarnos en las incontables pozas de los afluentes del María Aguilar, para entonces limpio y lleno de mojarras, gupis, sardinas y olominas, entre toda aquella bola de mozalbetes, hombres y mujeres, no podía faltar Coco.
No exenta de vicisitudes se graduó de médica en la Universidad de Costa Rica, laboró para el Seguro Social hasta que se enroló en la OPS de la que ha sido representante en diversas naciones: República Dominicana y Nicaragua fueron sus últimos destinos, antes de recalar en la capital norteamericana, donde fue elevada hasta el cargo de segunda de a bordo de la Organización Panamericana que ahora aspira a dirigir.
La doctora Socorro Gross Galiano, guarda intactos los sentimientos de nobleza incubados en su familia y en su patria, ella aspira, no para vanagloria, sino; porque se sabe embajadora de un país, que cimentó en la salud las profundas raíces de su democracia.
En la primera generación de estudiantes del Liceo de Escazú, mencionar a “Coco” basta para que sepamos que se trata de Socorro Gross Galiano, la compañera excepcional que un día abrazó la medicina como su profesión y fue propuesta por el gobierno de Costa Rica para el más alto cargo dentro de la Organización Panamericana de la Salud, elección prevista para setiembre en Washington D.C.
Como tantas personas que habitan en nuestro territorio, Coco lleva la sangre de dos naciones hermanas, Nicaragua y Costa Rica, su piel cobriza delata sus orígenes de los que ella se siente profundamente orgullosa.
Coco siempre se distinguió por muchas razones, su excepcional encanto físico y su incomparable belleza de espíritu, su aguda inteligencia, aderezada con la humildad, nos tocó compartir la enseñanza pública y las correrías de muchachos, de una Costa Rica, donde todos estábamos hermanados, el rico, el pobre, los pocos que tenían vehículo y los que andábamos a pie, el hijo del obrero y del intelectual, éramos una gran familia.
Coco era una mas del grupo, para entonces quien escribe era el presidente del segundo año y cuando no llegaba algún profesor, nos íbamos a bajar guabas, jocotes y a bañarnos en las incontables pozas de los afluentes del María Aguilar, para entonces limpio y lleno de mojarras, gupis, sardinas y olominas, entre toda aquella bola de mozalbetes, hombres y mujeres, no podía faltar Coco.
No exenta de vicisitudes se graduó de médica en la Universidad de Costa Rica, laboró para el Seguro Social hasta que se enroló en la OPS de la que ha sido representante en diversas naciones: República Dominicana y Nicaragua fueron sus últimos destinos, antes de recalar en la capital norteamericana, donde fue elevada hasta el cargo de segunda de a bordo de la Organización Panamericana que ahora aspira a dirigir.
La doctora Socorro Gross Galiano, guarda intactos los sentimientos de nobleza incubados en su familia y en su patria, ella aspira, no para vanagloria, sino; porque se sabe embajadora de un país, que cimentó en la salud las profundas raíces de su democracia.