Cuando el Directorio de la Asamblea Legislativa fue tomado por la Alianza, se esperaba que se dieran al menos dos efectos; por un lado que el Partido Liberación Nacional aprendiera la lección para mejorar las relaciones y acuerdos políticos con las distintas fracciones, en circunstancias como las que vive el país, donde la individualidad del ser humano es cada vez mayor y por lo tanto la representatividad de las distintas fracciones legislativas, y en segunda instancia, que la Alianza como tal, lograra llegar a acuerdos con miras a las elecciones de 2014.
Un año después se nota que las lecciones aprendidas por “ambas agrupaciones” dejan mucho que desear, y que todavía falta mucho camino por recorrer.
En la Alianza propiamente se notó que las fracciones legislativas nunca cedieron su identidad individual y dentro de estas también se han dado indicios de resquebrajamiento (al menos en algunas).
En Liberación Nacional, de nada vale la mayoría si se actúa en contra de la institucionalidad jurídica.
Otra lección de naturaleza muy distinta que nos queda es que nuestro sector privado, a pesar de las señales contradictorias que se emitieron desde el sector público, tiene una base muy sólida para seguir creciendo, gracias a la capacidad empresarial existente, a la diversificación lograda y a la apertura que desde hace muchos años se dio.
Lo que no se logra entender es por qué nuestro Gobierno sigue insistiendo en establecer nuevos impuestos o ampliar la base de cobro de los existentes, como ha sido la reciente inclusión de algunos artículos de consumo con el 13% de ventas (donde el cobro de estos es incierto, a pesar de que se tenga certeza que los precios de los artículos, producto del impuesto, sí van a aumentar) para atraer recursos a sus arcas, sin hacer mayor esfuerzo por mejorar los mecanismos de recaudación.
Con el avance tecnológico que existe en el mundo, el no atacar la evasión de los impuestos es inaceptable.
Sin embargo, y para citar solo un ejemplo, desde hace casi tres años se compraron dos escáneres de contenedores, con los cuales se identifica el contendido de mercaderías que se transportan y con ello evitar, entre otras cosas, la evasión de impuestos. ¡Pero resulta que esos escáneres ni siquiera han sido instalados!
Estos escáneres como tales, en su conjunto son insuficientes, pues se requeriría adquirir una cantidad mucho mayor para ponerlos en cada puesto de embarque y desembarque de mercancías, tanto de importaciones como de exportaciones de productos. Pero si no se instalan los existentes, menos se está haciendo por adquirir otros adicionales.
También están pululando los ejemplos de corrupción, que muestran una vez más que se puede hacer mucho por lograr la eficiencia en el gasto público y con ello, desde mejorar la prestación de los servicios públicos a un menor costo, hasta hacer mucho más de lo que en la actualidad se ha venido haciendo.
¡Hasta cuándo se seguirá jugando con la paciencia de un pueblo cansado de que lo obvio se deje de lado y se arremeta en contra de este para disimular la mala administración y el juego politiquero!
Randall Castro Vargas
Economista
Cuando el Directorio de la Asamblea Legislativa fue tomado por la Alianza, se esperaba que se dieran al menos dos efectos; por un lado que el Partido Liberación Nacional aprendiera la lección para mejorar las relaciones y acuerdos políticos con las distintas fracciones, en circunstancias como las que vive el país, donde la individualidad del ser humano es cada vez mayor y por lo tanto la representatividad de las distintas fracciones legislativas, y en segunda instancia, que la Alianza como tal, lograra llegar a acuerdos con miras a las elecciones de 2014.
Un año después se nota que las lecciones aprendidas por “ambas agrupaciones” dejan mucho que desear, y que todavía falta mucho camino por recorrer.
En la Alianza propiamente se notó que las fracciones legislativas nunca cedieron su identidad individual y dentro de estas también se han dado indicios de resquebrajamiento (al menos en algunas).
En Liberación Nacional, de nada vale la mayoría si se actúa en contra de la institucionalidad jurídica.
Otra lección de naturaleza muy distinta que nos queda es que nuestro sector privado, a pesar de las señales contradictorias que se emitieron desde el sector público, tiene una base muy sólida para seguir creciendo, gracias a la capacidad empresarial existente, a la diversificación lograda y a la apertura que desde hace muchos años se dio.
Lo que no se logra entender es por qué nuestro Gobierno sigue insistiendo en establecer nuevos impuestos o ampliar la base de cobro de los existentes, como ha sido la reciente inclusión de algunos artículos de consumo con el 13% de ventas (donde el cobro de estos es incierto, a pesar de que se tenga certeza que los precios de los artículos, producto del impuesto, sí van a aumentar) para atraer recursos a sus arcas, sin hacer mayor esfuerzo por mejorar los mecanismos de recaudación.
Con el avance tecnológico que existe en el mundo, el no atacar la evasión de los impuestos es inaceptable.
Sin embargo, y para citar solo un ejemplo, desde hace casi tres años se compraron dos escáneres de contenedores, con los cuales se identifica el contendido de mercaderías que se transportan y con ello evitar, entre otras cosas, la evasión de impuestos. ¡Pero resulta que esos escáneres ni siquiera han sido instalados!
Estos escáneres como tales, en su conjunto son insuficientes, pues se requeriría adquirir una cantidad mucho mayor para ponerlos en cada puesto de embarque y desembarque de mercancías, tanto de importaciones como de exportaciones de productos. Pero si no se instalan los existentes, menos se está haciendo por adquirir otros adicionales.
También están pululando los ejemplos de corrupción, que muestran una vez más que se puede hacer mucho por lograr la eficiencia en el gasto público y con ello, desde mejorar la prestación de los servicios públicos a un menor costo, hasta hacer mucho más de lo que en la actualidad se ha venido haciendo.
¡Hasta cuándo se seguirá jugando con la paciencia de un pueblo cansado de que lo obvio se deje de lado y se arremeta en contra de este para disimular la mala administración y el juego politiquero!
Randall Castro Vargas
Economista