En el reciente Congreso Agropecuario y Forestal, organizado por el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Costa Rica, llamó la atención la gran cantidad de conferencias y propuestas, con diversos enfoques, relacionadas con el cambio climático y el impacto negativo que tendrá en la agricultura, los recursos hídricos, los ecosistemas y la biodiversidad del país.
Lo que más impactó es el hecho de que nos pone de frente con una realidad: el cambio climático no se quedará para nuestros nietos o bisnietos como muchos pensamos, es quizás, el desafío más importante y complejo de nuestro tiempo, y de ello hay evidencia e indicadores innegables, como la variación en la temperatura; pérdida acelerada del hielo marino ártico; adelgazamiento del hielo sobre Groenlandia y Antártica; aumento en la frecuencia de tormentas y huracanes en el atlántico norte; disminución acelerada de los glaciares en todo el mundo; aumento persistente del nivel y calentamiento del mar y los fenómenos relacionados con El Niño, entre otros.
Para Costa Rica, las proyecciones son alarmantes: aumento de la temperatura promedio de 1º C a 3º C en el 2100; mayor frecuencia del impacto directo de ondas tropicales y huracanes en todo el país; lluvia concentrada en menos días; menos lluvia y frecuencia de estaciones secas más intensas; y aumento de 35 cm en el nivel del mar en ambas costas.
La temática abordada en dicho Congreso también nos confirmó otra gran verdad: el país no está preparado para enfrentar el cambio climático y sus efectos. La estrategia de Costa Rica debe ir más allá de las acciones tendientes a incrementar la captura de dióxido de carbono; requiere cambios profundos, como replantear el modelo de producción y consumo y establecer un marco legal para ordenar los recursos hídricos, el territorio y la zonificación agrícola, el transporte público, uso de energías limpias, reactivar la reforestación y crear mercados locales e industria nacional de madera para la exportación.
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Si bien las propuestas y proyectos presentados en el marco del Congreso demuestran que el país está incursionando activamente en esa gran jornada mundial para reducir las causas y mitigar los efectos impactantes del cambio climático, es necesaria la investigación propia, la investigación adaptativa, la capacitación y la transferencia tecnológica.
Costa Rica tiene capacidad para prepararse para el reto, pero requiere voluntad y compromiso para cambiar hábitos y costumbres; alineamiento de políticas y la articulación de instituciones, empresas y sociedad para salir victoriosa de ese gran desafío ineludible llamado cambio climático. La tarea está pendiente.
Ing. Mario Coto Carranza