El consumo global de agua dulce se ha multiplicado por 6 entre 1900 y 1995, mientras que la población solo lo ha hecho por 3. El consumo total de agua se ha triplicado desde 1950. Para el 2025, según los expertos, dos tercios de la población mundial vivirá en países con escasez moderada o severa de agua.
Por otra parte, la distribución del agua dulce es muy desigual. Solo el 2% de la precipitación mundial cae en las zonas áridas y semiáridas, que representan el 40% de la masa terrestre.
Las causas de esta crisis anunciada del agua son varias; todas relacionadas con el hombre: cambio climático, deforestación, contaminación de fuentes, sobreaso, sobreexplotación, desperdicio.
El sector agrícola con la irrigación es el mayor consumidor de agua del mundo (65%).Son pocos los países que cuentan con un riego eficiente. Luego tenemos al sector industrial con un 25%. Finalmente esta el sector domestico y de otros usos urbanos con un 10%. Un dato interesante es que para el 2015 el uso industrial subirá al 34%, en detrimento al uso agrícola y doméstico. Según un estudio, el agotamiento incontrolado de las fuentes de agua subterráneas representa una seria amenaza para la seguridad de los alimentos en muchos países pobres.
Bueno, no solo para la alimentación; también para la salud y paz social, agregaríamos nosotros. La escasez del agua es un problema hidrológico que ha derivado a un problema humano, y de seguridad nacional en algunos países. Pero también se ha convertido en un problema económico, pues es demandado en un 90% de las actividades económicas.
En consecuencia, tenemos grandes desafíos para el agua .Entre ellos: proteger y recuperar las fuentes principales -deforestadas, erosionadas, salinizadas-; distribuirla correctamente a todos los usos con prioridad al doméstico; dar agua de calidad; controlar la contaminación de las agua superficiales y especial de las subterráneas; aprender a reutilizar el agua; aprender a no desperdiciar este recurso vital; darle un valor económico al agua. Pero quizás el principal desafío es mental: que aprendamos que el agua no es un recurso inagotable.
El agua tiene derecho a la esperanza.
Alexánder Bonilla