Hace años se viene presagiando lo que está sucediendo: primero por la oposición acérrima, sin sentido, que una oposición legislativa irresponsable hacía al impedir que se aprobara el TLC y, actualmente, con igual actitud, de modo, más bien, “berrinchoso” y la que hacen los mismos para que no se aprueben, a tiempo, las leyes que harían posible poner a funcionar el TLC, que, legalmente, fue aprobado en el referéndum del 7 de octubre pasado.
Y es que los temores, desgraciadamente, son hoy una cruel realidad: la pérdida de trabajo en muchísimas familias que laboran para empresas, como BorKar, Wrangler y otras tantas en todo el país.
Desde que se firmó el TLC, los trabajadores del sector privado, quienes se cuentan por miles, han vivido una absoluta INCERTIDUMBRE; angustiante por demás pues son cabeza de familia que no gozan de los beneficios de los funcionarios públicos y muchísimo menos del de los sindicalistas, con sus privilegios, buenos salarios (aún sin trabajar) y todo lo que se les ocurre incluir en “sus” convenciones colectivas.
Para aquellos trabajadores la vida se le está presentando con su peor rostro y por ello sus familias pasan por muchas necesidades; básicas, pues hablar de las superfluas ya es mucho decir.
Así pasa con una realidad que golpea, sin misericordia, a los trabajadores de Confecciones BorKar, en Grecia, quienes serán despedidos, pues el patrono no puede seguir esperando a que los diputados de oposición se convenzan de que por cada día que pasa sin que entre en plena vigencia el TLC y sus leyes de implementación, son millones de dólares los que se pierden en esta y otras textiles del país.
Lo mismo sucedió con la “Wrangler”, instalada en varias zonas del país, que se fue, con toda su maquinaria para Nicaragua, pues ese país ya aprobó este Tratado que da estabilidad en sus inversiones, lo que en Costa Rica no encuentran, pues la “Iniciativa de la Cuenca del Caribe”, concesión unilateral, vence en setiembre próximo; en menos de 7 meses.
Todo ello supone que los empresarios busquen donde haya mejores condiciones, seguridad jurídica y económica, ante competencias tan grandes como los demás países centroamericanos que ya aplican el TLC con los Estados Unidos y que beneficia a miles de familias que viven del trabajo duro en estas empresas.
Por ello, debe repudiarse los entorpecimientos, por impedir aprobar las leyes de implementación del TLC pues ello traerá, como ya se está viendo, desempleo y pobreza en muchas zonas del país; en miles de hogares costarricenses, que tienen en estas empresas las únicas fuentes de empleo.
A lo anterior hay que sumar las inminentes elecciones en los Estados Unidos que, con un nuevo gobierno, sea del Partido Republicano, de nuevo, o del Demócrata, las posibilidades de que el TLC aprobado en el referéndum sea más difícil de pasar y que la pesadilla de las vacas flacas pasen a ser realidad para todos los costarricenses, sin excepción, pues será la economía la que sufrirá el perder la oportunidad de enlazar con el mayor mercado que tiene el país en estos momentos.
Aunque la “porfía” en aprobar esas leyes, sin duda es de índole ideológica, no se justifica que una minoría de diputados, con mentiras y poses, entorpezcan que la mayoría del Congreso apruebe, para tranquilidad de todas estas familias costarricenses, estas leyes. Aprobarlas ya es hacer justicia, con equidad, PARA TODOS.
¡Basta ya de jugar con la estabilidad política, económica y social de Costa Rica!