Jueves, 05 Junio 2008 18:00

Por una sociedad equitativa y sin violencia publicitaria contra las mujeres

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El Estado costarricense tiene la obligación de modificar los patrones sociales y de conducta de hombres y mujeres con el fin de acabar con los prejuicios y los estereotipos que tradicionalmente se han usado en nuestra sociedad para discriminar a la mujer y debe a su vez promover acciones para que sea valorada y educada sin patrones basados en conceptos de inferioridad o subordinación.

En nuestro país ninguna niña, ninguna adolescente, ninguna mujer debe seguir siendo vista y tratada como objeto de consumo sino como una persona. Para ello es necesario que en los contenidos de los programas que se transmitan por los medios y la propaganda comercial se deje de utilizar la imagen de la mujer como objeto comercial que ofende su dignidad y de la familia.

Todos los espacios difundidos en los medios de comunicación colectiva deben ser respetuosos de los derechos humanos, exigencia que no se cumple cuando los medios promocionan estereotipos y patrones de conducta sexista que modelan a nuestras niñas y limitan las posibilidades de realización personal y profesional de las mujeres. Lamentablemente se siguen promocionando imágenes de mujeres modelo de diminuta talla que podrían ser imitadas por nuestros adolescentes exponiéndolas al riesgo de trastornos tales como la anorexia o bulimia. Las mujeres de la vida real vestimos según el desarrollo de nuestra propia personalidad, y tenemos diversas tallas, peso, tamaño y edad. Valorar esta diversidad es una tarea obligada de los productores de programas amigables, no estereotipados ni violentos.

Igualmente, para vender una motocicleta o un carro, no tiene por qué anunciarse con una mujer casi desnuda conduciéndolo. El uso manipulativo de la imagen de la mujer adolescente en la propaganda o en los contenidos de programas difundidos a través de los medios de comunicación, es violencia e irrespeto.

Las instancias estatales que tenemos alguna injerencia en este problema debemos unir esfuerzos y con ayuda de los propios empresarios de la comunicación, promover el contenido de los programas y los anuncios que se difunden en nuestro medio, libre de violencia, prejuicios y estereotipos contra las mujeres.