Aunque la seguridad ciudadana es el derecho a vivir en paz, a disfrutar de la cotidianeidad sin miedo a la delincuencia, en la actualidad ese derecho se ha convertido en privilegio de unos pocos.
Este incremento de la inseguridad tiende a manifestarse mediante cambios en los modos de relacionarse las personas, en la modificación de las normas de convivencia, en el abandono de los espacios públicos, en la pérdida de los lazos en el vecindario, así como en la proliferación de la compra de armas pequeñas y livianas por la ciudadanía, entre otros muchos factores.
La inseguridad y la misma sensación de inseguridad alimentan en el imaginario colectivo una cultura del miedo que se reafirma en los comportamientos de la sociedad y que a su vez produce y reproduce inseguridades que se trasladan a todos los ámbitos de interacción: la familia, la escuela, el barrio, etc.
Para enfrentar la delincuencia y acabar de una vez por todas con esa inseguridad, el Ministerio de Seguridad Pública ha puesto a sus policías a patrullar las calles en una acción organizada, con información inteligente y coordinada con el Organismo de Investigación Judicial, el Ministerio Público y la Policía Municipal.
Es un operativo a gran escala y requiere la participación de todas y todos los costarricenses, es una revolución que no conoce de edades ni de clases sociales, que tiene como único objetivo recuperar esa Costa Rica que todos añoramos; país de paz, esperanza y tranquilidad.
Una vez tomamos la decisión de encerrarnos en nuestras casas y evadir el problema de la delincuencia. Sabemos que nos equivocamos, pero hoy tenemos la oportunidad de revertir la historia sumándonos a este programa.
Así, porque creemos en la participación ciudadana, es que estamos fortaleciendo la policía comunitaria. Esperamos hacer de nuestra sociedad un espacio seguro, sostenible, solidario, amigable, donde toda persona pueda transitar libremente y con tranquilidad, y donde, como dice nuestro himno nacional, “Vivan siempre el trabajo y la paz”.