Noticias hay muchas. Unas son las optimistas, nos llenan de esperanza, motivan la existencia y activan el deseo de esforzarse para mejorar las condiciones particulares y colectivas. Este tipo de noticias deberían ser las que abunden en todos los medios.
Aunque la intención de este comentario es estimular ese tipo de noticias y destacar lo bueno, no hay más remedio que hablar también de lo que no es tan bueno. Claro está, con un espíritu alentador y con la invitación respetuosa para que todos hagamos un esfuerzo y juntos podamos cambiar esas malas, por buenas nuevas.
El recién terminado Congreso de Lectura, realizado en nuestro país, llama la atención sobre la existencia de un déficit de lectura que afecta a niños, jóvenes y adultos. Si el conocimiento es el motor para lograr el desarrollo y una eliminación sistemática de la pobreza, no habrá forma de acceder al él sin un fortalecimiento del sano hábito de la lectura.
Mi madre no terminó la escuela, pero su insistencia en ponerme a leer durante las vacaciones escolares, me enseñaron esta maravillosa herramienta de vida. Este hábito solo es posible crearlo en el hogar y no solo en la escuela, como equivocadamente hemos creído durante años.
Por otro lado; la violencia, los saqueos y la destrucción de infraestructura pública y privada a manos de delincuentes comunes disfrazados de estudiantes, protegidos por la incapacidad de las fuerza pública y auspiciados por algunas mentes instigadoras y expertas en el llamamiento a la desobediencia civil; debe llamarnos a reflexionar sobre el principio de autoridad, sobre su decadencia en el país y sobre la urgente reforma a la leyes, para que exista el marco legal que permita sancionar como corresponde estos hechos.
El Presidente Ejecutivo del Banco Central ha anunciado una inflación considerablemente alta, ha pedido cautela, ha hecho súplicas de precaución en la inversión y el endeudamiento. Ha solicitado a los costarricenses ser más racionales y menos emocionales a la hora de gastar y ha advertido de tiempos en los que una “socadita de faja” es necesaria.
En resumen, son tres los pilares sobre los que intento insistir:
1. El estímulo de los hábitos de lectura, como motor para el conocimiento.
2. Una reforma legal y la ejecución con sentido común de la misma, como instrumento de autoridad jurídica y social.
3. La prudencia y la razón al servicio de la economía, como movilizador social fundamental.
Todos ellos, constituyen los elementos claves para generar buenas noticias, para promover el desarrollo y mejorar el nivel de vida de todas las personas. Tres pilares, para construir la Costa Rica educada, segura y próspera que TODOS queremos.