No son nuevas las quejas de la industria alimentaria frente a la estrategia oficial de promover un acuerdo con Europa basado en la intención de exportar materias primas y productos agrícolas del país a precios más bajos que los ofrecidos por las corporaciones agrícolas a los productores nacionales, mientras se cierra el mercado local a las importaciones de estos mismos productos. Semejante estrategia crea una distorsión que beneficia ante todo a los productores de alimentos del Viejo Mundo y que no estimula ningún tipo de inversión en proyectos que agreguen valor a las materias primas nacionales e importadas.
Una negociación, sin duda, digna de ser incluida en los libros de autores renombrados como Andrés Oppenheimer y otros, quienes insisten en afirmar que las raíces de la pobreza de Latinoamérica hay que buscarlas en el modelo de producción y exportación de materias primas que no hemos podido abandonar, más el uso de mano de obra e intelecto barato, con el objetivo de importar productos terminados caros provenientes de las naciones que compran nuestras materias primas y se ríen de nuestra ineptitud como negociadores.
Las autoridades centroamericanas anuncian los esfuerzos por la apertura del mercado europeo de bienes primarios –azúcar, por ejemplo–, al tiempo que son los responsables del cierre del mercado local para este producto y otros como la papa, la leche, el arroz y los aceites comestibles. Entonces, ¿por qué abrir nuestro mercado a productos que vendrán elaborados con materias primas regionales que sí han sido negociadas bajo condiciones competitivas y que sí están aprovechando las bondades de la apertura comercial, en tanto que la mejor estrategia regional ha sido la de cerrar el mercado propio de dichos bienes primarios, en contra de los mejores intereses de los usuarios y consumidores locales? ¿Dónde quedó el concepto de libre comercio?
Adicionalmente a esta muestra de bondad hacia los europeos, debemos señalar la falta de interés y definición de prioridades por parte de nuestro gobierno en todo lo que se refiere a la integración centroamericana. Nuestra región representa más de la mitad del comercio de alimentos procesados de Costa Rica, motivo por el cual el libre tránsito y la libre movilidad de estos productos resulta fundamental. Antes de avanzar en la apertura del mercado local a los productos que provienen de Europa, la región debe avanzar en procesos de armonización arancelaria, eliminación del Anexo A y de todas aquellas trabas que impiden un comercio fluido y progresivo, tal y como de manera lógica lo solicitan los europeos para sus productos.
Lo que no podemos aceptar es que nuestros negociadores estén más preocupados en darle mayor competitividad al producto europeo en el mercado centroamericano, antes que en priorizar el comercio de productos alimentarios en nuestra región y plantear la necesidad de generar un ambiente de inversión sano en el área de alimentos de alto valor agregado de sello nacional.
[audio src="/archivos_audio/Com Mar 29 Juli08.L.mp3"]