Por ejemplo, algunas personas se opusieron a que se construyera una planta hidroeléctrica en la zona de Turrialba, aduciendo que con ella se destruiría el medio ambiente. Ahora resulta que el ICE anuncia que para el verano del 2009, habrá racionamientos y recurrirá a la generación eléctrica por medio de turbinas de diesel.
¿A caso se podría decir que esa energía producida por petróleo no es terriblemente contaminante? ¿Qué contamina más, el petróleo o las plantas hidroeléctricas? ¿Estaría la gente tranquila si le quitan la electricidad a las 07:00 p.m. y se las conectan a las 05:00 a.m.? ¿Qué pasaría con la producción nacional, si no se cuenta con energía durante esas horas? ¿Cómo hacer para satisfacer las necesidades de energía de una población creciente? ¿Cómo producir riqueza sin energía?
La pobreza, en forma importante, es provocada por la falta de oportunidades reales para acceder a una justa y mejor forma de obtener ingresos que permitan a la gente tener una vida digna. Pero antes de hablar de una inadecuada distribución de la riqueza, creo que se debe hablar de un modelo inteligente y sostenible de generación de riqueza nacional, que además también sea inclusiva, donde desarrollo económico y social sean sustentables y sostenibles. Sin embargo, no se debe olvidar que la pobreza no podrá ser erradicada, si no hay una riqueza creciente con que enfrentarla y en esto todos los actores sociales y políticos y la ciudadanía en general, debemos converger. Este sería el punto de partida para establecer un diálogo nacional virtuoso.
Pienso que deben existir formas de poder convivir inteligentemente entre los seres humanos y también con el resto de la Naturaleza, donde el impacto humano sea controlado y genere el menor daño posible y para esta tarea el Estado debe ubicar y generar políticas públicas inteligentes, integrales y sustentables. Pero también los grupos ambientalistas y las universidades, principalmente, las estatales, deben asumir una actitud proactiva y dejar la reactiva que, tradicionalmente, han tenido a toda iniciativa que implique afectar de alguna forma el medio ambiente.
Hay diversas formas de violencia pasiva, entre ellas están las que generan los diferentes grupos políticos y sociales, presionando todos por imponer sus propuestas de desarrollo, las cuales obedecen más a sus propios intereses que a una visión objetiva e integral de la sociedad. Además tenemos la que provoca un Estado hipertrofiado e ingobernable, cuya excesiva tramitología alienta la ineficacia, ineficiencia, corrupción, desestimula al funcionario responsable y finalmente, frustra a la ciudadanía al no recibir oportunamente los servicios públicos esperados y tampoco contar una infraestructura pública eficaz.
Por otro lado, está esa violencia manifiesta y descontrolada que a diario se vive en nuestro país y que atenta contra la integridad de las personas; asaltos, violaciones, asesinatos a sangre fría hasta solo por el gusto de matar, muertes en las carreteras producto de la irresponsabilidad de conductores, ciclistas, motociclistas y peatones.
Todas esas formas de violencia –activa o pasiva- han ido destruyendo la convivencia pacífica que recibimos de nuestros antepasados. Pararla es responsabilidad de toda la sociedad y no solo del Gobierno. Pero no se trata de formular más leyes tipo parche, sino de no postergar más un cambio integral de nuestras instituciones públicas y políticas. Solo así se podrá enrumbar el país por nuevos derroteros de crecimiento económico y bienestar social pero para que ese cambio sea posible, debe darse un cambio profundo en la actitud personal de la mayoría de las hijas e hijos de esta amada Patria y para esto debemos dejar de lado la confrontación y el dogmatismo.