Cuando hablamos de emprendedurismo empresarial conceptualizamos inmediatamente las actitudes de aquellas personas que - en el buen sentido de la palabra - son atrevidas porque son capaces precisamente de romper esquemas y paradigmas, generando con sus ideas oportunidades reales de negocios y, con ello, creando nuevos empleos para la sociedad costarricense.
Muchas veces el ingenio y las capacidades de los empresarios se desarrollan en la misma empresa de generación a generación, sin embargo, el Estado costarricense y el sector académico tienen en este campo una responsabilidad histórica consistente en estimular desde la educación formal la enseñanza del tema sobre el emprendedurismo, de manera que nuestros jóvenes estudiantes puedan también desarrollar la creatividad empresarial.
Es cierto que el mundo de los negocios es altamente complejo, especialmente cuando referimos la férrea competencia entre los agentes económicos, pero cuando las personas emprendedoras tienen la posibilidad de ser formadas en este campo, dejan fluir sus energías con gran entusiasmo, no solamente venciendo las adversidades del entorno, sino también favoreciendo a la sociedad con sus conocimientos e iniciativas.
Los emprendedores se caracterizan por su positivismo en la concreción de una idea, y con solo esto es suficiente para avanzar hacia derroteros más complejos, solo basta la iniciativa para tener la seguridad plena de que sus ambiciones podrán un día ser reales, como reales serán sus resultados en términos de crecimiento económico, desarrollo social, estabilidad política y democratización económica.
No podemos ignorar que existen factores externos – como las condiciones del mercado – y factores internos – como los temores al riesgo - que de distintas maneras podrían limitar a los emprendedores, pero solamente saltando al agua se aprende a nadar. El riesgo es y será siempre una constante en el proceso de formación y consolidación de una empresa, por ello, únicamente quien arriesga podrá experimentar el emprendedurismo empresarial.
Obviamente no es fácil, pero tenemos que aprovechar nuestra institucionalidad académica, pública y privada, para enseñar a los jóvenes costarricenses el emprendedurismo empresarial desde la educación formal, sin duda, muchos jóvenes estarán dispuestos al riesgo, y frente a ellos, tendremos futuros empresarios que con sus ideas generarán riqueza y bienestar para todos.