Miércoles, 14 Mayo 2008 18:00

Con el ejemplo se educa pero también se contra educa

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La recién pasada huelga de profesores de Educación Medía, nos deja algunas lecciones interesantes de comentar. Las autoridades del Gobierno, por las razones que fueran, no pudieron resolver, en corto tiempo, las causas que motivaron la huelga, mucho menos haber visualizado, anticipadamente, las concesiones que al final dieron y acabaron con el movimiento huelguístico.

Por el lado, de las y los profesores no tuvieron, tampoco, la capacidad para motivar a las autoridades educativas para establecer un diálogo inteligente, que al final diera los mismos resultados que obtuvieron después de este largo y tan negativo periodo de huelga. Su recurso para hacerse oír, fueron interrumpir las lecciones y manifestarse en las calles de San José.

Dada la tardía e inadecuada actuación de ambos sectores para resolver el diferendo, podemos decir que los grandes perdedores de sus inacciones, son mi más ni menos, que las y los estudiantes, quienes durante todo el tiempo que duró la huelga, no recibieron lecciones pero igual tendrán que ver cómo hacen para conseguir el conocimiento que necesitan para presentar sus exámenes.
 
Realmente, no deja de ser frustrante que siendo la Educación el medio idóneo para crecer como ser humano, sean los responsables –gobierno y educadores-de ese proceso, quienes demuestren su incapacidad para educar con el ejemplo sobre como la tolerancia, el diálogo y el respeto a los derechos ajenos son pilares fundamentales para resolver cualquier divergencia y jamás se debería recurrir a la confrontación, como primer recurso para dirimir desacuerdos.

La Educación tiene dos ámbitos de acción, uno es educar académicamente pero el otro, es formar en principios y valores que capaciten a las y los jóvenes en el difícil arte de saber convivir pacíficamente en sociedad. Pero cuando el discurso de los referentes dice una cosa y lo que se hacen es otra, el efecto sobre quienes están en proceso de formación, es demoledor pues asumirán esa forma de ser como válida y aceptable.

Entre los efectos negativos de la pasada huelga, es oportuno destacar como algunas y algunos estudiantes, que deben presentar sus exámenes de bachillerato, exigieron la eliminación de esas pruebas por no sentirse preparados por el tiempo perdido y para apoyar su decir, tomaron las instalaciones del Ministerio de Educación, llegando hasta el extremo de romper vidrios e impedir el libre tránsito de las personas que tenían asuntos pendientes en esa dependencia.

La pregunta obligada que nos debemos hacer es ¿Se les puede culpar a esas y esos jóvenes de recurrir a las vías de hecho, para hacerse oír en sus reclamos, en vez de recurrir al diálogo respetuoso, cuando de forma similar lo hacen los adultos responsables de su educación formal?