La noticia de un nuevo ESTADIO NACIONAL fue excelente.
Lo que no lo fue es que se construiría en La Sabana: pulmón de la, por sí, contaminada San José y por ello, jamás se debe construir ahí nuevas estructuras, llenándola de concreto y afeando ese bellísimo espacio.
Hay que proteger y rescatar La Sabana, no sólo NO construyendo ese estadio ni ningún otro edificio en ella, sino demoliendo los feos y derruidos “gimnasio nacional” y el edificio de un colegio construido ahí, en los antiguos terrenos del Padre Chapuí, de quien lleva su nombre y que según la Ley Nº 7361 del 10 de noviembre de 1993, en acatamiento de reiterada jurisprudencia de la Sala Constitucional, prohibió toda otra construcción.
Dentro de un sentido estético y deportivo lo que debería quedar ahí, solamente, son las instalaciones deportivas no cerradas, salvo la piscina María del Milagro Paris; asimismo, “El Museo de Arte Costarricense”, declarado de interés cultural y arquitectónico nacional y donde estuvo la terminal del “Aeropuerto Internacional de la Sabana”.
Se sabe que ya está la plata de China para iniciar la construcción y que este gobierno quiere ponerse la flor en el ojal, con esta mega-obra pero deben prevalecer, primero la ley de cita y, segundo, el sentido común, pues, no sólo el ecosistema de la Sabana terminará siendo “demolido” por semejante estructura, sino que, a no muy largo plazo, cualquier actividad que ahí se haga ocasionará lo previsible; presas vehiculares, hacinamiento por doquier, contaminación sónica, suciedad, inseguridad, entre otras muchas. En fin, que lo que se está procurando hacer en la ciudad capital, de hacerla habitable y vivible, se verá borrado de un porrazo por el tal “mega-estadio”.
La Sala Constitucional, según citas en el recurso de amparo que presentaron varios ciudadanos conscientes de las nefastas consecuencias que traería esa construcción, ha dicho, hasta la saciedad que: “…debe reconocerse en La Sabana un espacio de terreno protegido y específicamente destinado a la satisfacción de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, tal y como podría decirse en términos del artículo 50 de la Constitución Política… “(S.8743-97).por lo que “…choca…con una afectación que el Estado aceptó, de buena fe, cuando el Padre Chapuí realizó la donación de esos terrenos…” (Voto 8743-97).
Por ello, la plata donada ahí está, administrada por el Estado y, ahora sí, es hora de no precipitarse en la construcción de esta gran obra y buscar un terreno, estatal o expropiarlo, que abundan en la zona aledañas a la misma capital o que, por ejemplo, Alajuela, por su excelente clima y amplias llanuras, sería un sitio ideal, donde a todo lo ancho, se podrá construir no sólo el estadio sino el gimnasio nacional, que sean, a su vez - ¿porqué no? – utilizadas por un “Colegio Nacional de Secundaria”, bilingüe, científico de primer orden mundial, donde asistan estudiantes de todo el país y de fuera, por haberse hecho merecedores de tal distinción, con lo que se sacará verdadero provecho a tan desinteresada donación del gobierno chino.
Sea lo que resulte de la acogida que, muy seguramente, la Sala Constitucional, dado sus antecedentes jurisprudenciales, de a ese recurso de amparo. La Sabana debe seguir siendo lo que el padre Chapuí dispuso en su testamento: un amplio potrero para la recreación y solaz de los costarricenses.
La primera piedra, donde sea que se entierre, para la construcción del nuevo Mega-estadio, seguramente, nunca será borrada de la historia patria, pues se hizo lo correcto por La Sabana que, como hoy y más, disfrutarán las nuevas generaciones