Doña Laura, la suerte está echada…, la voluntad popular decidió que usted tuviera la insigne y compleja misión de divisar, promover y perpetrar las grandes trasformaciones políticas, económicas, culturales y sociales que la Costa Rica actual demanda. Hoy, además, está en sus manos, como primera mujer presidenta de nuestro país, hacer enaltecer la labor de aquellas mujeres como Rose Marie Karpinsky, Elizabeth Odio, Emma Gamboa, Victoria Garrón o Sonia Picado, quienes han dejado inscrito su nombre entre las grandes líderes de esta patria al demostrar que el sector femenino en política puede, con creces, ejercer un poder limpio, dinámico y eficaz. Si usted doña Laura, se ha comprometido a hacer de su Gobierno un sembradío de transparencia, firmeza y seguridad; a labrar la tierra nacional de la mano de los mejores personas; a generar acuerdos entre los diversos grupos políticos y a garantizar el diálogo y el consenso como el abono para alcanzar una administración fértil, hoy es, pues, tiempo para que ese compromiso se renueve y se fortalezca con el fin de que se lleve a la práctica, con efectividad, a partir del próximo ocho de mayo. Como usted muy bien lo sabe, en nuestro país existen, entre muchos otros casos, miles de costarricenses desempleados que claman por fuentes de trabajo dignas, productores nacionales quienes demandan más apoyo, personas indignadas ante la inseguridad social reinante y que reclaman solución. Todos ellos, sin excepción, esperan, con fe, que usted les cumpla y siembre semillas de mejoría en esta noble tierra. De igual forma usted sabe que la sociedad actual ya no está en condiciones para sustentarse solamente en promesas y buenas intenciones. Costa Rica está sedienta de acciones de gobernabilidad positivas, cambios en pro de la excelencia democrática y una inminente voluntad de diálogo político. Por eso llegó la hora, doña Laura, de hacer efectivos esos compromisos asumidos por usted de lucha inteligente y firme contra el narcotráfico y el crimen organizado, de establecer un renovado y equipado cuerpo policial, de luchar contra la impunidad, de hacer manifiesto el cuido de infantes y adultos mayores, de plasmar el financiamiento a la innovación y al emprendimiento, de abrir mayores oportunidades de empleo, procurar un crecimiento económico y reducir la pobreza. En diversas ocasiones, y así estaba establecido en su Plan de Gobierno, usted ha mencionado que creía en una política que enfrenta la realidad con mirada lúcida y sin engaño, que imagina el futuro con el corazón henchido de esperanza y el músculo presto para el duro trabajo y que habría de convertir en logro de un pueblo lo que empezó como sueño de nuestra nación. A la vez, en el discurso de aceptación de la victoria el pasado domingo siete de febrero, usted fue enfática en que su mirada está puesta ahora en el interés de nuestro país. Pues bien hoy, doña Laura, cuando Costa Rica ha puesto el futuro nacional en sus manos, está en usted, como presidenta electa, y con el respaldo de su equipo de trabajo, hacer efectivas esas afirmaciones para lograr responder, vitalmente, a las demandas del pueblo costarricense. Dios ilumine su entendimiento doña Laura y guíe sus acciones en esta colosal tarea de dirigir nuestro país, para que, con voluntad de trabajo, liderazgo, capacidad de escucha, autonomía y coraje, pero con extrema esperanza, sensibilidad y humildad, usted continúe escuchando el clamor del pueblo costarricense, y reconquiste para todas y todos, esa Costa Rica honesta, justa, segura y próspera que, con tanta firmeza, usted nos ha prometido.
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