Con diciembre llega el frío, los tamales, Zapote, el aguinaldo, el marchamo.   En diciembre nos sentimos millonarios, tenemos plata en nuestros bolsillos.

Para algunos el aguinaldo ya estaba gastado, hipotecado, que tristeza, para otros significa el cambio de carro, reparación de casa, regalos para los chiquillos, un viaje y pagar cuentas.

Lo triste de diciembre es que aumenta el consumismo en que nuestra sociedad está inmersa.  

La otra tristeza de diciembre es la cultura del guaro, nuestras calles y carreteras seguirán siendo una trampa mortal para personas inocentes que mueren a causa de un accidente de tránsito donde el culpable es un conductor ebrio.   Ojalá podamos detener esta masacre, urge una ley de tránsito que castigue a los culpables, además, educación en el hogar, centros de enseñanza y de trabajo,  pero ante todo conciencia ciudadana sobre este grave problema que nos aqueja.  

Ojalá este diciembre rescatemos el sentido de solidaridad que caracteriza a los costarricenses, desprendámonos un poco y ayudemos a los chiquitos pobres, a los chiquitos enfermos, a aquellos que no han tenido la oportunidad de vivir en un hogar digno con papá y con mamá, a los que por pobres no han ido a la escuela, a los niños que esperan una operación urgente para llevar una vida normal.  

Piense un momento en lo que puede significar un regalito para un niño que no las ha tenido todas consigo.   Provoquemos sonrisas, alegría y hasta lágrimas de felicidad, done un regalo para ellos, sea su padrino o madrina esta navidad.

Por eso es digno de destacar la obra del padre Sergio Valverde, que ha construido,  a punta de donaciones,  un albergue para los niños de la calle.   Pero aún falta, nuestra sociedad cada día es más desigual, se requieren políticas públicas para cerrar esa brecha entre ricos y pobres que cada día se hace más grande.

Celebremos esta navidad en su verdadero sentido, el nacimiento de un hombre que nació en un pesebre y murió crucificado por amor, por todos nosotros.

Irradie amor esta navidad y que la paz y prosperidad reine es sus hogares.