La cultura popular es todo eso que tiene que ver con los productos de la creatividad popular, ya sea en cocina, composición e interpretación musical, canto, danza, poesía, cuento, leyendas, mascaradas, artesanías, pintura, escultura, teatro, retahílas y cualquier otra manifestación individual o grupal que exprese la creatividad o la capacidad de interpretación del ser humano. La cultura popular contempla todas esas manifestaciones, pero también lo que podríamos considerar como su sustento, por ejemplo la construcción de instrumentos musicales o de máscaras, y en general la conservación de tradiciones.
Hay personas que, aparte de que califiquen o no como artistas, son el verdadero motor de eso que llamamos cultura popular. A esos los denominamos cultores populares: hombres y mujeres, jóvenes o adultos, a veces se trata de líderes comunales, otra veces son funcionarios de alguna institución ligada a la educación o a la cultura, en ocasiones son estudiantes y muchas veces se trata simplemente de vecinos y vecinas que sienten el gusto de promover el arte facilitando a los artistas populares el desarrollo de sus dotes.
Hace unos días tuvimos la oportunidad de participar en un encuentro que reunió a gran cantidad de artistas y cultores populares. Por tercera vez consecutiva el cantón de Sarapiquí fue el anfitrión de tan lindo evento. Gracias al apoyo de la municipalidad de ese cantón herediano, en particular del señor alcalde, y de un grupo de hombres y mujeres liderados por el inquieto promotor cultural León Santana, en estas tres ocasiones, la primera en El Mortero y las dos últimas en Horquetas, cultores y artistas populares de distintas partes del país han podido reunirse a compartir su arte, sus experiencias de organización y sobre todo a unir ilusiones y compromisos de seguir adelante con esta dinámica tan ligada a la identidad de los pueblos.
Dichosamente casi en todas nuestras poblaciones tenemos artistas y cultores populares promoviendo y desarrollando proyectos que llegan a convertirse en imagen e identidad de sus comunidades, promoviendo un reconocimiento nacional y hasta internacional que finalmente se traduce en orgullo, en sentido de pertenencia y también en bienestar material para esas poblaciones.
Por eso en estos tiempos de globalización, se torna estratégico el impulso y fortalecimiento de esas manifestaciones culturales locales que nos ligan a nuestras raíces ayudando a mantener una identidad regional y nacional, tan valorada hoy por el turismo sano
Ojalá que en esta época de fiesta y algarabía, los rasgos y manifestaciones de nuestra cultura popular se acrecienten en nuestros corazones y tengan mucha presencia en las distintas festividades: estudiantiles, de trabajo, familiares, de las comunidades; de esa manera también veremos renacer valores muy preciados que nuestros abuelos forjaron al construir este singular país que somos y que seguramente nos ayudarían a recuperar y practicar formas de convivencia en las que prevalezcan la hermandad y la armonía.