Domingo, 18 Enero 2009 18:00

DE LA MANO ANTE TANTO DOLOR

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El terremoto del pasado jueves 8 de enero, de 6.2 de intensidad, que azotó a  buena parte del territorio nacional, y especialmente las laderas del Volcán Poás, en Alajuela, llena de luto al pueblo de Costa Rica, pues, desde hace muchos años, no nos enfrentábamos a un desastre de tales magnitudes, con decenas de muertos y con daños, materiales y, específicamente ecológicos, irreversibles.

No es la primera vez que sucede un hecho natural  tan violento, y, seguramente, no será el último, pues el país está asentado en varias fallas sísmicas que hace  que el territorio nacional y, en general, centroamericano, esté en constante movimiento y cambios bruscos, como el acontecido.

No obstante esa cruel realidad, nunca dejará de doler, en lo más profundo del alma nacional, la muerte de tantísimas personas, entre ellas niños, como las hermanitas que vendían cajetas al lado de la calle, y que fueron encontradas tomadas de la mano, como signo de que ni la muerte las pudo separar y quienes se constituyen en el símbolo de un pueblo que debe, igualmente, darse la mano para superar esta tragedia y continuar viviendo, pues no hay de otra.

Aunque es difícil ver lo positivo entre tanta devastación y muerte, hay que destacar los esfuerzos de miles de costarricenses quienes, desde el más humilde habitante, quien, con costo, puede enfrentar sus propias necesidades diarias, hasta el gobierno que ha estado, desde el instante del siniestro, presto en paliar el dolor de la población, y con la ayuda de gobiernos y pueblos hermanos, sumados en el rescate de los muertos y que prometen iniciar cuanto antes la reconstrucción de poblados enteros, que  fueran borradas del mapa del país.

Según informes del gobierno costarricense las pérdidas materiales de este sismo rondan los $100 millones, lo que, sumado a lo que, de por sí, será un año económicamente difícil, en todo el mundo, hace necesario que se soliciten préstamos internacionales para que, en alguna medida, con reparaciones en infraestructura, que anda por los $15 millones, pueda volver un poco de la  tranquilidad   perdida, aunque sabemos que las miles de muertes,  sino es con el paso del tiempo que podremos tener alguna resignación.
 
Igualmente hay que destacar que, por dicha, Costa Rica tiene una composición administrativa y una adecuada legislación que facilita hacer frente a esta catástrofes naturales y por eso, además de que el gobierno decretó Duelo Nacional, por toda una semana, y en señal del mismo el pabellón nacional, estará izado a media asta, se decretó, en forma ejecutiva, Emergencia Nacional, con lo que se pretende llevar los recursos económicos necesarios para empezar a reconstruir la zona y reubicar los miles de costarricenses que quedaron a la intemperie.

Hoy, como siempre lo hemos hecho, ante inevitables hechos de la naturaleza, todo el pueblo y, especialmente, aquellos que más pueden aportar de su ayuda económica, entre ellas las grandes empresas, nacionales e internacionales, nos demos la mano y junto al gobierno saquemos la difícil, pero no imposible, tarea de volver a cierta normalidad en la vida de todos quienes sufrimos la muerte de tantísimos hermanos, haciendo nuestro el mensaje postrero que nos dejaron las hermanitas, vendedoras de cajetas, del pueblo de Poás de Alajuela.