Nuevamente, me siento más que obligado, angustiado a referirme a la ola de delincuencia en las calles pero sobretodo en las casas. Así como, a la violencia en las carreteras nacionales, de ambas sociopatías un día sí y otro también nos informan los medios de comunicación social.
Hace pocos días, se reunieron las distintas autoridades públicas responsables por ley de vigilar por la seguridad de la ciudadanía, no hubo medio informativo que no le diera el espacio que tal evento merecía. Pero quienes ya peinamos algunas canas sabemos, desafortunadamente, que de muchas reuniones salen buenas intenciones pero a la hora de las verdades, poco o nada cambia y todo igual.
Se habló, en esa reunión, de una declaratoria de emergencia nacional sobre este tema de la seguridad, confiamos en que esa declaratoria se dé y muy pronto tenga efectos visibles pues ya la gente no puede seguir aguantando este clima de inseguridad.
Y es que hoy por hoy, de nada sirve vivir entre rejas pues igual las violentan e irrumpen en nuestros hogares, sin ninguna contemplación intiman a niños, adolescentes, adultos y hasta ancianos. Pero no hay que olvidar la violencia en las carreteras cometida por aquellos que están al frente del volante de un auto y los hacen irresponsablemente. Estos no son menos delincuentes que quienes que con arma en mano amenazan y hasta le quitan la vida a otro ser humano.
En ambos tipos de agresión la impunidad pareciera ser el denominador común. Y aquí radica el mayor y peligroso refuerzo a esas indeseables y perjudiciales conductas. Criminales con largo historial delictivo, son detenidos en forma reiterada y de igual manera las autoridades los vuelven a poner en las calles para que sigan haciendo de sus fechorías.
Aunque los primeros responsables de buscarle una solución integral a esta problemática nacional son las autoridades competentes por ley, eso no quiere decir que los ciudadanos en general no tengan nada que ver en la solución. Todo lo contrario, como decía el ex ministro Luis Fishman, la seguridad es un asunto que atoñe a todos los ciudadanos.
Las y los costarricenses debemos dejar nuestro individualismo y entender que se hace urgente que busquemos nuevas formas de organización comunitaria donde unos y otros nos decidamos a cuidarnos mutuamente. Ya existen varias comunidades debidamente organizadas en contra del hampa pero estas corren el riesgo de convertirse en fines en sí mismas, olvidando los objetivos que les dieron su origen, donde unos pocos trabajan y el resto no se involucran en nada. Sin embargo, han dado el primer e importante paso, dejar su individualismo pues hay barrios donde los vecinos de pared, en no pocas veces, ni siquiera se conocen.
Las y los costarricenses debemos denunciar a aquellos conductores que infringen las leyes de tránsito, también debemos alertar a las autoridades responsables sobre conductas sospechosas pero al mismo tiempo, esas autoridades deben prestar la debida atención a las denuncias de la ciudadanía y tomar medidas pertinentes y oportunas para que las consecuencias sean efectivas para bien de nuestra paz social.