[audio src="/archivos_audio/Com Sab 10 Ene 09.L.mp3"]
¿Qué puede significar, terminar un año e iniciar otro? ¿Acaso, es tan sólo, motivo para celebrar; o más bien momento de reflexión? ¿Cuál es el balance de este año que pasó? ¿Qué vamos hacer en el que recién iniciamos?
Muchos, en estos días, se marean con la algarabía desenfrenada de las "fiestas" y otros piensan en torno al sentido de su existencia. Algunos melancólicos, a lo mejor centran su atención en el pasado y piensan que esos "tiempos fueron mejores". Otros, que viven en la epidermis de la vida, tan sólo viven el presente. Otros a lo mejor con un entusiasmo inusitado ponen sus ojos en el futuro idílico. Solamente, caminaremos, hacia un futuro distinto; si reflexiona¬mos a la luz de la Verdad, sobre los acontecimientos ocurridos y nos proyectamos desde la actualidad, a un futuro realista, lleno de ideales, que nos muevan a ser mejor personas y a construir una sociedad más justa y reconciliada.
Es bueno revisar el camino que hemos andado y ser muy críticos frente a lo que hemos hecho. Sería conveniente, descubrir que es lo que estuvo errado en nuestra existencia y corregir todo aquello que hubiera obstaculizado nuestro encuentro con Dios, nosotros mis¬mos, el hermano humano y la naturaleza. Volcarnos hacia el pasa¬do, debe también llevarnos a descubrir, con honestidad, lo bueno que tenemos y como en la parábola de los talentos, multiplicar los dones, que hemos recibido, en beneficio propio y de los otros.
No somos esclavos, de un tiempo, que nos atenaza en su garras, sino por el contrario, somos el tiempo (así decía San Agustín) y con nuestro esfuerzo construimos un futuro distinto. El tiempo que Dios nos regala en esta tierra no es ilimitado. No vale la pena ser hombres irreflexivos, que nos dejamos llevar por condi¬cionamientos meramente humanos. No podemos seguir inmersos en medio de la ola del tiempo; sino más bien estamos llamados a conducirla. Pidiéndole a Dios que nos de la claridad y nos ayude, estamos llamados, a transformar nuestra vida y del mundo, en algo dis¬tinto.
Por otro lado, aunque, parezca paradójico, los hombres de hoy, luchamos por tener más tiempo, y muchos lo tenemos; pero que hacemos con él. No han sido pocos los esfuerzos del hombre, por prolongar la vida médicamente, o grandes las luchas para lograr jornadas de trabajo, para conseguir "más tiempo para nosotros". ¿Cabe ahora preguntarse, si de verdad tenemos más tiempo o nos tiene el tiempo a nosotros? El único tiempo, que vale la pena, en el hombre, es el tiempo que tenemos para un autentico despliegue conforme al Plan de Dios. Sólo desde la Eternidad, podemos lograr horizonte en nuestras vidas; y desde Dios volcarnos al hermano. En el amor al hermano, también nos eternizamos; pues amarlo, es una ventana, que se nos abre, al horizonte de un Dios Eterno, que es Amor.
Como comunidad costarricense el año que iniciamos se presenta lleno de expectativas y retos. Vivimos una crisis a nivel planetario. Las crisis son ocasión para la creatividad y esta en particular para vivir la austeridad y la solidaridad. De lo que hagamos o dejemos de hacer esta patria querida, será más grande o no. De la decisión que se tome en el proceso electoral que se avecina, dependerá la consecución de un mañana mejor o no. Pero lo más importante es que tomemos conciencia que el futuro solo se construirá con nuestra activa participación en la construcción del Bien Común. Y ese Bien Común dependerá de nosotros y de la manera como respondamos a ese Plan de Dios. Recordemos que la mayor revolución social dependerá de nuestra propia santidad.
¿Cómo has usado tu tiempo y como lo vas usar en este año?