Un obstetra británico llamado James Blundell fue quien hizo la primera transfusión de humano a humano que se haya registrado, eso pasó en 1818.
Su paciente era una mujer que estaba sufriendo una hemorragia después de dar a luz; el doctor le sacó sangre a su esposo y usó una jeringa para transferírsela a su esposa.
Además de esa, hizo otras 10 transfusiones, la mitad de ellas con éxito... lo que quiere decir que la otra mitad, el resultado no fue positivo. La razón probablemente fue la incompatibilidad de los grupos sanguíneos.
La incompatibilidad surge porque no todos los glóbulos rojos son iguales. Adentro, todo es hemoglobina, pero afuera las proteínas y carbohidratos que cubren las células varían ligeramente. De ahí vienen los diferentes tipos de sangre. Los principales son A, B, AB y O
Como el tipo O no tiene ninguna de esas proteínas cubriendo las células, no hay nada extraño que excite al sistema inmunológico. Por eso quienes tienen sangre tipo O son donantes universales.
El otro tipo universal es el AB, que como tiene partes del tipo A y del tipo B, nada lo sorprende, así que es conocido como el receptor universal.
La proporción de los diferentes grupos de sangre cambian en distintas regiones del mundo, por ejemplo, en India, el 40% de la gente es tipo B mientras que, en Reino Unido, sólo el 10%. Aun no hay una razón científica para determinar porqué una persona o grupo de personas tienen uno u otro tipo de sangre.
Hablar de grupos sanguíneos implica hablar de glóbulos rojos, que son los que transportan el oxígeno por el cuerpo.
Un adulto humano promedio tiene en el cuerpo 30 billones de glóbulos rojos, los cuales cada minuto completan el viaje por todo tu sistema circulatorio.
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