En medio de ese caos, el Patronato Nacional de la Infancia intervino y ubico a la niña en la casa de su papá, quien, hacia un tiempo, ya había formado un hogar con otra persona; un día agarraron los 4 trapos que tenía la niña Silvia y la fueron a dejar con ellos a una casa donde no conocía a nadie pues su padre había estado ausente de su vida.
Así fue creciendo una niña con baja autoestima, con limitaciones para el aprendizaje en el sistema educativo formal y con profundas heridas emocionales.
Como la situación económica en su nuevo hogar no era el adecuado, Silvia tuvo que dejar sus estudios y encargarse de cuidar a sus hermanos, a los 15 años se puso a trabajar en una maquila, consciente de que ese ingreso pequeñito valía oro para su familia.
A los 20 años se casó, con Rafael González, a quien en la pastoral juvenil de San Antonio de Escazú, tuvo 3 hijos. Su vida de casada hasta la fecha es muy buena, pero a esta joven que hoy tiene 36 años de edad, le faltaba algo…
Silvia quería estudiar, no solo sacar el bachillerato, sino entrar a la universidad.
Así empezó a llevar una materia y otra materia, fue obteniendo logros, ganar un examen, obtener el título de noveno y así llegó ser bachiller… entrar a la universidad.
Sí, Silvia estudió Diseño de Interiores y Educación Preescolar, además estudia fotografía.
Ha sacado adelante un hogar, pero sobre todo ha salido adelante ella misma, porque los obstáculos que atravesó la vida solo la hicieron esforzarse más.
En la actualidad Silvia Delgado es una profesional de la fotografía, modelo y pequeña empresaria pues tiene una empresa que realiza Eventos. Atiende sus clientes, estudia y dedica tiempo para su esposo y sus hijos y cuando recuerda todo lo que ha tenido vivir solo tiene palabras de agradecimiento, con la vida pero sobre todo con Dios.
INSERCIÓN: yo no tengo palabras para agradecer, agradecer un montón de cosas, creo que la palabra que más describe mi perspectiva es agradecimiento con los míos de mi entorno, porque siempre fueron mi apoyo, agradecimiento con Dios indudablemente porque no dudo por un segundo lo que Dios tiene para mi.
Porque muchas veces creemos que nacimos para sufrir, para merecer lástima y no ser nadie en la vida.
Pero cuando vemos ejemplos como los de Silvia nos damos cuenta que la vida es de oportunidades y si creemos en nosotros nada será imposible.
Hace unos días conocimos a Silvia Delgado, quien nos regaló unos minutos de su tiempo para contarnos su historia.
Silvia nació en un hogar disfuncional donde estuvo presente el alcoholismo, las agresiones de todo tipo, y hasta la cárcel, ya que uno de sus familiares más cercanos estuvo preso por algún tiempo.
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