Miércoles, 27 Noviembre 2013 05:06

Que el celular no domine su vida

Escrito por

Tom Chatfield Columnista de la cadena BBC ofrece cinco recomendaciones para que su celular no domine su vida.

Converse ahora, mande textos después

ESCUCHAR CÁPSULA

La idea es simple, disfrute de la compañía de los demás, ya habrá tiempo para enviar ese mensaje, ese correo o actualizar su Facebook desde el teléfono.

Tómese un día libre de teléfono

Hay un aspecto molesto en este desafío: ¿no deberíamos simplemente aprender a controlarnos?

Cada dispositivo tiene un botón para apagarlo. Sin embargo, somos peculiarmente renuentes a utilizarlo.

Esa tendencia tiene hasta sus propias siglas: FOMO traducido al español sería MAPA, pues viene de "miedo a perderse algo" y es la versión moderna de un temor que tradicionalmente ha acompañado al humano social, el miedo a ser excluido.

Pero, le aseguramos que no se va a perder de mucho si, al menos por unas horas, deja se teléfono en una gaveta, o simplemente apagado.
Otra recomendación para dejar esa adicción al teléfono, Evite ser un "buscatodo"
En otras palabras, renuncie a los mapas, buscadores y los sitios web de recomendaciones de tanto y tanto, y entréguese a la casualidad, a lo inesperado.

Por ejemplo en un viaje se disfruta todo, no se trata de llegar de primero, saber a cuál restaurante ir, o contarle a sus amigos, “en tiempo real”, donde y con quien está.
Impóngase la regla de: Nada de teléfonos sobre la mesa
Ya le habíamos contado sobre el "phubbing" que es desairar a otras personas haciendo caso omiso de ellas, por prestarle toda la atención a su teléfono móvil.

La palabra ha capturado la atención del mundo gracias al deseo creciente de contrarrestar las consecuencias sociales de la indiscriminada inmersión tecnológica.

En ninguna parte la descortesía del phubbing es más marcada que en la mesa, donde probablemente nació la idea de los buenos modales.
Otro consejo: Mire antes de disparar
Somos gente que toma muchas fotos con sus teléfonos. Eso está bien. Sin embargo, tenemos que reconocer que vivir la vida a través de un lente puede arruinar precisamente lo que queremos capturar.

Tenemos tantos deseos de guardar recuerdos, que nos perdemos de las experiencias en vivo.