Al final de nuestro primer capítulo, dejamos a Jenaro desesperado al ver a su mujer tendida en el suelo, al lado de una culebra bocaracá herida.
Jerano: tengo que pensar rápido, no debo perder tiempo, tengo que buscar suero para las mordeduras de serpientes, piensa rápido Jenaro, piensa….
Narrador: unos minutos malgastados eran de la muerte. No debía perder tiempo en consolar al niño que lloraba, con los ojitos como dos preguntas.
Jenaro: primero llevaré a mi mujer a casa para que este más segura.
Narrador: Buscó su caballo. Hizo riendas de un cordel.
Narrador: Arrebató un látigo a un árbol. Montó en pelo la bestia y, azotándola en ambas ancas, la echó a correr desenfrenada sobre la grosería del camino.
Jenaro: ooo oooo caballo, vamos, vamos que tenemos mucho que andar camino.
Narrador: Echemos atrás y conozcamos lo que había ocurrido:
Narrador: Tana, la mujer de Jenaro Salas, hallábase aquella tarde en sus quehaceres, cuando vio llegar a su niñito dando voces de contento. Había encontrado un objeto raro y de bonitos colores.
Niño: ¡¡mami!! ¡¡Mami!! Mida, mida….
Narrador. Era una serpiente bocaracá. La llevaba cogida por el cuello.
Tana: -grito-
Narrador: La madre salió moderadamente al encuentro de su hijito.
Tana: dame eso, por favor dámela, ¡no te muevas! Por favor….
Niño: no quieo, no quieo
Narrador: el niño tenía ganas de jugar, y echó a correr vereda abajo, llevando la víbora aprisionada en su traviesa mano.
Tana. No sigas, mi niño, no sigas.
Narrador: Ella lo siguió, como jugando, mientras oraba con mudos gritos interiores, para que su niño no fuera a tropezar y caer...o para que no acercara su manita libre a la cabeza de la serpiente.
Tana: dios mío que no le pase nada a mi niñito.
Mañana no se pierda el desenlace de: lA BOCARACA, un cuento de Carlos Luis Fallas.
Al final de nuestro primer capítulo, dejamos a Jenaro desesperado al ver a su mujer tendida en el suelo, al lado de una culebra bocaracá herida.
Jerano: tengo que pensar rápido, no debo perder tiempo, tengo que buscar suero para las mordeduras de serpientes, piensa rápido Jenaro, piensa….
Narrador: unos minutos malgastados eran de la muerte. No debía perder tiempo en consolar al niño que lloraba, con los ojitos como dos preguntas.
Jenaro: primero llevaré a mi mujer a casa para que este más segura.
Narrador: Buscó su caballo. Hizo riendas de un cordel.
Narrador: Arrebató un látigo a un árbol. Montó en pelo la bestia y, azotándola en ambas ancas, la echó a correr desenfrenada sobre la grosería del camino.
Jenaro: ooo oooo caballo, vamos, vamos que tenemos mucho que andar camino.
Narrador: Echemos atrás y conozcamos lo que había ocurrido:
Narrador: Tana, la mujer de Jenaro Salas, hallábase aquella tarde en sus quehaceres, cuando vio llegar a su niñito dando voces de contento. Había encontrado un objeto raro y de bonitos colores.
Niño: ¡¡mami!! ¡¡Mami!! Mida, mida….
Narrador. Era una serpiente bocaracá. La llevaba cogida por el cuello.
Tana: -grito-
Narrador: La madre salió moderadamente al encuentro de su hijito.
Tana: dame eso, por favor dámela, ¡no te muevas! Por favor….
Niño: no quieo, no quieo
Narrador: el niño tenía ganas de jugar, y echó a correr vereda abajo, llevando la víbora aprisionada en su traviesa mano.
Tana. No sigas, mi niño, no sigas.
Narrador: Ella lo siguió, como jugando, mientras oraba con mudos gritos interiores, para que su niño no fuera a tropezar y caer...o para que no acercara su manita libre a la cabeza de la serpiente.
Tana: dios mío que no le pase nada a mi niñito.
Mañana no se pierda el desenlace de: lA BOCARACA, un cuento de Carlos Salazar Herrera