Cuentan que una vez un hombre que caminaba por la playa en una noche de luna llena pensó:
Si tuviera un carro nuevo sería feliz.
Si tuviera una casa grande sería feliz.
Si tuviera un excelente trabajo sería feliz.
Si tuviera la pareja perfecta sería feliz
En se momento tropezó con una bolsita llena de piedras y empezó a tirarlas una por una al mar a la vez que decía…
Si tuviera un carro nuevo sería feliz.
Si tuviera una casa grande sería feliz.
Si tuviera un excelente trabajo sería feliz.
Si tuviera la pareja perfecta sería feliz
Así lo hizo hasta que solo le quedó una piedrita en la bolsa, la cual guardó. Al llegar a su casa se dio cuenta de que esa piedrita era un diamante muy valioso.
¿Se imagina cuantos diamantes tiró ese hombre sin darse cuenta del valor que tenían?
Cuántos de nosotros no pasamos tirando nuestros preciosos tesoros por estar esperando lo que creemos perfecto y deseando lo que no se tiene, sin darle valor a lo que tenemos cerca nuestro.
Mire a su alrededor y si se detiene a observar se dará cuenta de cuan afortunado es.
Muy cerca de nosotros está la felicidad y tal vez no le hemos dado oportunidad de demostrárnoslo.
Observe la piedrita que puede ser su diamante valioso.
Cada uno de nuestros días puede ser un diamante precioso, valioso e irremplazable.
Depende de nosotros aprovecharlo o tirarlo al mar del olvido para nunca más recuperarlo.
Cuentan que una vez un hombre que caminaba por la playa en una noche de luna llena pensó:
Si tuviera un carro nuevo sería feliz.
Si tuviera una casa grande sería feliz.
Si tuviera un excelente trabajo sería feliz.
Si tuviera la pareja perfecta sería feliz
En se momento tropezó con una bolsita llena de piedras y empezó a tirarlas una por una al mar a la vez que decía…
Si tuviera un carro nuevo sería feliz.
Si tuviera una casa grande sería feliz.
Si tuviera un excelente trabajo sería feliz.
Si tuviera la pareja perfecta sería feliz
Así lo hizo hasta que solo le quedó una piedrita en la bolsa, la cual guardó. Al llegar a su casa se dio cuenta de que esa piedrita era un diamante muy valioso.
¿Se imagina cuantos diamantes tiró ese hombre sin darse cuenta del valor que tenían?
Cuántos de nosotros no pasamos tirando nuestros preciosos tesoros por estar esperando lo que creemos perfecto y deseando lo que no se tiene, sin darle valor a lo que tenemos cerca nuestro.
Mire a su alrededor y si se detiene a observar se dará cuenta de cuan afortunado es.
Muy cerca de nosotros está la felicidad y tal vez no le hemos dado oportunidad de demostrárnoslo.
Observe la piedrita que puede ser su diamante valioso.
Cada uno de nuestros días puede ser un diamante precioso, valioso e irremplazable.
Depende de nosotros aprovecharlo o tirarlo al mar del olvido para nunca más recuperarlo.