Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un experimento con 100 alumnos de universidad,quienes fueron divididos en tres grupos: los que afirmaban estar enamorados, los que no tenían pareja y los que habían terminado una relación hacía poco tiempo. A todos ellos se les pidió que dejaran la mente en blanco y se les realizó una prueba de resonancia magnética funcional para registrar los niveles de actividad en las distintas áreas del cerebro.
El examen de los datos reveló que el cerebro de los participantes enamorados presentaba al menos una docena de zonas de forma distinta, que se activaban de manera coordinada solo en ellos y que registraban un aumento de actividad constante.
Estos resultados evidencian que el amor incrementa la actividad en las áreas del cerebro relacionadas con la motivación, las redes cognitivas, la recompensa o las aptitudes sociales y, cuanto más tiempo ha transcurrido desde una ruptura sentimental, más baja es la actividad en estas zonas.
Fuente: muyinteresante.es