Aunque los primeros informes se empezaron a examinar en 1970, no fue sino hasta 1975 y 1977 cuando se hicieron públicos con el nombre de “Los límites del crecimiento”.

Desde el punto de vista ambiental vale la pena decir que un enunciado fundamental del Club de Roma fue que “el crecimiento infinito es imposible en un mundo finito”, es decir, el crecimiento tiene un límite y si no lo respetamos la “nave tierra” irremediablemente zozobrará.

¿Qué se puede hacer para salvar la nave? En el documento se dan una serie de consideraciones sobre el particular. Por ejemplo, el experto Forrester dice que para tener un equilibrio global en el futuro deben prevalecer las siguientes condiciones:

1. Reducir la utilización de los recursos naturales hasta en un 75%, haciendo una aplicación más intensiva del reciclaje.
2. Reducir la contaminación en un 50%.
3. Contraer las inversiones de capital en un 40%.
4. Lograr un descenso de un 30% del coeficiente de natalidad.

Según este científico, y así lo demostró, lograr un equilibrio global es algo conceptualmente posible. Que se realice es otra cosa, ya que las actuaciones para lograrlo no serán fácilmente aceptadas. Sin embargo, estamos seguros que las soluciones o decisiones se tomarán más adelante, aunque el plazo para actuar será aún más breve.

Alexander Bonilla Durán