Los pediatras recomiendan que los bebés entren en contacto con el medio acuático en los primeros meses de vida, ya que esta experiencia favorece tanto su desarrollo psicomotor como intelectual.
Si usted está interesado en que su hijo recién nacido esté en contacto con el medio acuático le hacemos las siguientes recomendaciones:
La piscina debe estar acondicionada para los niños más pequeños: la temperatura del agua debe ser de unos 32 grados centígrados, cloración inferior al 0,6 y, si es posible, presencia de un monitor infantil.
También hay que tomar una serie de precauciones, como meter al bebé con cuidado para que no bucee hasta que se haya adaptado al medio, cosa que no le resulta nada difícil, porque lo vivió antes de nacer, como ya indicamos.
Los bebés tienen el reflejo de apnea desde que nacen hasta los 8 o 9 meses de vida, que consiste en cerrar la glotis, bloquearla, para impedir el paso del agua a los pulmones cuando están sumergidos.
Gracias a ese reflejo de apnea, el niño se acostumbra poco a poco a cortas inmersiones, que le permitirán sentirse cada vez más cómodo bajo el agua. Las sesiones duran un máximo de 20 minutos, durante los cuales se realizan solamente 1 o 2 inmersiones.
Fuente muy intersante.es