Lunes, 20 Abril 2009 18:00

Tigre suelto contra burro amarrado

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A quienes nos preocupa la inseguridad nos urge mirar hacia Colombia para estudiar el fenómeno de rescate del país por parte del presidente Uribe, quien tomó a su nación en manos de la guerrilla, los paramilitares y los carteles de la droga y ha ido, poco a poco, devolviéndole la paz a la patria.

Sin duda, el candidato o candidata que tome el tema de la seguridad en Costa Rica y demuestre con un programa inteligente que puede resolver el problema de la inseguridad, ese candidato será el ganador. Pero para hacerlo, lo primero que tiene que demostrar es que no se parecerá al ministerio de Seguridad en lo que hace en materia de delincuencia e inseguridad. El robo de 320 kilos de cocaína a la mismísima autoridad es lo que, en jerga carcelaria, se llama cachetear. Es la burla a la autoridad. Es la humillación. Es el hazmerreír. Es el ridículo. Es como ganarles un partido 5 a 0, y el último gol meterlo de taquito, o sentarse en la bola en la mismísima raya de gol, esperar a los rivales y meter la bola con la pantaloneta.

En Costa Rica, hay poco menos de 10 mil policías. Si tomamos en cuenta que siempre hay mil y dos mil policías entre los enfermos, los incapacitados y los que tienen permiso, tenemos unos 8 mil disponibles, en turnos de 8 horas. Es decir, tenemos menos de 3 mil policías porque no todos están al mismo tiempo en su trabajo. Y hay expertos que dicen que deberíamos tener entre 25 mil y 30 mil.

Además, desapareció la Guardia de Asistencia Rural, la policía está muy mal armada, los cuarteles se convirtieron en museos, cosa buena, pero no fueron sustituidos por nuevos cuarteles, y las delegaciones son verdaderos tugurios. La policía vive casi en la miseria y los policías tienen salarios muy bajos, por lo que están más propensos a caer en la tentación de los rufianes.

Junto a esto, Estados Unidos le apostó a la guerra del narcotráfico desde dos frentes, Colombia y México, y estamos a la merced de la mafia.

Por eso, no puedo entender cómo es que aparece una disposición del Ministerio de Seguridad atando a los costarricenses para que no se armen. Es tigre suelto contra burro amarrado. La disposición nos ata a los burros a no tener armas, es decir, a quienes, como yo, hemos sufrido robos de vehículos, bajonazos, quiebres de ventanas, y hechos similares, pero no atan a los tigres, es decir, a los delincuentes, los antisociales, los rufianes, los ladrones.
Resulta que ahora para usted y para mí será más difícil adquirir un arma, pero para los enemigos de la paz social, para los amigos de lo ajeno, adquirir armas es lo más sencillo, los dejen las leyes o no los dejen.

Uribe tomó en Colombia el camino contrario al que toman nuestras autoridades: no negoció con la guerrilla, le dio fuego. No negoció con las narcomafias: las arrinconó. No negoció con los vendedores de droga: les dio chilillo, les dio leño.

Perdón, señores y señoras del Ministerio de Seguridad: a mi papá le robaron un carro, a mí me robaron un carro, mi carro de antes lo abrieron cuatro veces y en una de ellas me pusieron contra el suelo con una pistola en la cabeza, y en mi carro nuevo, en diez meses he tenido que arreglarle dos ventanas porque lo han abierto a la fuerza. Todo Costa Rica debe tener historias parecidas en su casa, en su vehículo o andando por la calle.

Entonces, si la policía es tan torpe, tan burda, tan inútil, tan inoperante que hasta la cachetean y la vacilan robándole 320 kilos de cocaína, cómo se atreven a detener y entorpecer el paso de los ciudadanos que quieran armarse. Es decir, tras de que somos burros, que nos amarren.

La mafia en Costa Rica está requetearmada. El crimen organizado impera, como lo ha dicho el señor fiscal de la república. Y aun así pretenden que los ciudadanos no se armen.

Aprendan de Uribe. Es decir, den vuelta en U. La policía y el Ministerio de Seguridad andan buscando el norte apuntando al sur. Y ya que andan tan perdidos, por favor deroguen esa torpe ordenanza que hará más difícil que los ciudadanos nos armemos.

Perdón, pero si nadie me defiende, yo tengo derecho a hacerlo. Y, por lo visto, ni la policía ni el ministerio de Seguridad nos defiende. El partido va 5 a 0 a favor del hampa, por si en ese ministerio no lo sabían.
A mí, que me dejen defenderme porque, como decía Don Pepe, contra las ideas tenemos debate, y contra la infamia y la mentira, tenemos guayabo.