"Sin cultura, el desarrollo fracasa"
Así opina el ex ministro de cultura alemán, Michael Naumann.
Cualquier sociedad, sea una tribu arcaica, indígena o una sociedad industrial, tiene cuatro grandes temas de discusión:
El primero es ¿cómo ordeno a la sociedad y en base a qué leyes la estructuro?
El segundo tema es ¿quién tiene el poder?
Un tercer punto es saber las raíces de la justicia distributiva, de la equidad con que se organiza.
Y finalmente, ¿cómo lo implementamos? ¿cómo se ponen en práctica las reflexiones que se dan en la sociedad, en la literatura, en la filosofía, en la universidad o a través de los mitos?
Una sociedad sin una política cultural, que no permita el diálogo libre entre los actores culturales, que permita una sola forma de interpretación; no es una sociedad libre, pero tampoco será productiva y fracasará en lo económico, eso se ha podido observar en todos los estados totalitarios.
Los seres humanos se organizan en estados para satisfacer en forma ordenada sus necesidades, que no sólo son serias, sino también de diversión, porque el hombre por naturaleza quiere divertirse, y conocer lo que no logra aprender en la vida cotidiana, y es parte del rol del Estado satisfacer estas necesidades.
Hay un dicho alemán: "El hombre sólo es hombre ahí donde puede jugar".
En Alemania, un dos y medio por ciento de los impuestos van a las artes, ya que la cultura siempre debe ser financiada por el Estado, porque el autofinanciamiento nunca funciona.
Por ejemplo, en Europa desde la música hasta la arquitectura fueron financiadas por la nobleza, por condes, papas o autoridades de la época.
En el renacimiento, los grandes patricios de las ciudades como Florencia, Siena, Padua o Milán imitaron a la iglesia católica en su actitud.
Eso redunda en tener una sociedad más libre, y también una sociedad más productiva.
Redunda en una sociedad en donde las cuestiones de justicia y equidad son discutidos con mayor certeza.
Finalmente, una sociedad que no recuerda de donde viene, no sabe tampoco a donde ir.
Michael Naumann fue Ministro de Cultura alemán hasta hace dos años, y actualmente dirige el periódico Die Zeit.