Pues esta vez, maestros y profesores se salieron con la suya.
La reducción del curso lectivo fue una lucha que los gremios de profesores no abandonaron a lo largo del tiempo.
Y la crisis fiscal fue el motivo por el cual el Gobierno tuvo que dar su brazo a torcer, aunque la ministra de educación, Astrid Fischel, no estuviera del todo de acuerdo con la decisión.
El presupuesto para pagar a profesores y maestros, no es suficiente para pagar a los educadores, en setiembre del próximo año, el incentivo para trabajar más días.
La misma Ministra Fischel calificó de difícil y dolorosa esta decisión, sin embargo no queda otra:
el curso lectivo será más corto.
Esta decisión irrespeta el Convenio Centroamericano sobre unificación básica de la educación, que fija la duración del curso lectivo, en doscientos días para todos los países del área.
Si bien la Ministra Fischel ha argumentado que este Convenio no se cumple a cabalidad por los demás países, era de elogiar la determinación nacional por priorizar la educación, y fomentar a capa y espada, el cumplimiento del este convenio.
Este acuerdo fue decretado en la administración Figueres Olsen y defendido agresivamente en la pasada administración por el entonces Ministro de Educación, Guillermo Vargas.
Así que, no solo se lesionan los intereses de los educandos, sino que se irrespeta un convenio regional para brindar mejor educación a los niños y jóvenes en los centros educativos.
Pero para otros sectores, la excusa del gobierno, de achacarle la reducción de días lectivos a la crisis fiscal que atraviesa el país, no tiene fundamento.
Y atribuyen la decisión a las presiones que han ejercido los diferentes grupos de docentes, que se oponen a los doscientos días.
Eso todavía no está del todo claro.
Lo que si es una realidad, es que nuestros hijos tendrán menos días de clases el próximo año