Quitirrisí es la comunidad indígena más cerca al valle central.
Esta sobre una excelente carretera que va de ciudad colón a Puriscal, en medio de guindos y barrancos.
El nombre de este poblado, está ligado a la naturaleza, aunque la lengua original ya desapareció hace más de tres generaciones.
Dice don Evelio Pérez que Quitirrí es el nombre de un árbol que abundaba en la zona, de pequeñas flores amarillas, en el que se paran a menudo los pecho amarillo, ave a la que en su lengua se llamaban Quitirrisí.
Los habitantes de Quitirrisí se reconocen como huetares, y aunque a algunos les apena haber perdido su lengua y cultura, luchan por conservar lo poco que les hemos dejado.
Melania y su madre, doña socorro, organizan un grupo de mujeres que tratan de encontrar medios alternativos de ganarse la vida, mediante la cocina, artesanía y viveros de plantas medicinales.
Para ellas es motivo de una gran tristeza recordar que, ni siquiera en labios de sus abuelas pudieron escuchar la lengua de sus antepasados.
Por su lado, los miembros del grupo de danza Katará tratan de expresar en bailes y música su veneración por sus antecesores, procurando sacar fuerzas de su herencia cultural para alimentar sus espíritus juveniles y así enfrentar la creciente perdida de valores.
la mayoría de los miembros del grupo de danza son estudiantes de secundaria, que, a la par de prepararse académicamente, muestran orgullosos la cultura de sus antepasados.
La gente pobre y valiente de Quitirrisí merece nuestro apoyo, pues su lucha por preservar su identidad también es nuestra.
Cuando pasemos por Quitirrisí, de camino a Puriscal, vale la pena detenerse unos minutos a apreciar sus comida , ventas de plantas y artesanía,
Y cuando tengamos la posibilidad de ver en escena al grupo de danzas Katará, recordemos que en todo eso hay gente que trabaja duro por que su herencia milenaria no muera,
Merecen nuestro apoyo. No se los neguemos.
Colaboración de Heriberto Valverde.