En este día se celebra la Batalla de Rivas, el más sangriento hecho de la campaña nacional y tal vez de nuestra historia. Hoy, la ciudad de Alajuela celebrará, con legitimo orgullo, la fiesta del soldado Juan, héroe que simboliza la disposición de todo un pueblo de sacrificar su comodidad, sus bienes y hasta su vida, por defender la soberanía y la independencia nacional. Nada de eso hubiese sido posible sin la visión de un estadista como el presidente Juanito Mora. Mora entendió que para que los costarricenses pelearan, él tenía que dar el ejemplo, y asume el mando directo de las tropas, poniendo a su propio hermano y a su cuñado como generales. Y para que todo el mundo entendiera que la cosa era en serio y no había marcha atrás, ordena fusilar a todos los filibusteros prisioneros, incluso a los heridos. En la batalla de Rivas, Walker comprueba personalmente que el ejercito costarricense no es una horda descalza, sino que sabe combatir disciplinada y fieramente. Pero las perdidas sufridas por los costarricenses, y la posterior epidemia del cólera, los obligan a cambiar sus intenciones de seguir con la campaña al interior de Nicaragua. No será hasta el fin de año que, un puñado de soldados costarricenses, ya veteranos y aguerridos, logre la hazaña estratégica mas significativas de la guerra, al capturar en brillante sucesión, todos los fuertes que defienden el río san Juan, cerrando la única vía de aprovisionamiento que tienen los filibusteros. Y, si en Rivas murieron tantos costarricenses, ¿por qué recordamos esta fecha de una manera tan alegre? Tal vez sirva la respuesta que nos dio el licenciado Alvaro Ramos Rechnitzer, estudioso de la historia militar costarricense. “buscando en todas las paginas de nuestra historia, no se encuentra una sola fecha en la cual, el sacrificio de los hijos de esta patria haya dado frutos tan trascendentes. “Hoy, somos lo que somos, gracias a la visión del presidente Juan Rafael Mora, al heroísmo de Juan Santamaría y de todos los soldados de la campaña nacional.”