Martes, 23 Julio 2002 18:00

Los retos del nuevo Arzobispo. Parte II

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¿Cuales son los principales retos que enfrentará el próximo Arzobispo de San José, Monseñor Hugo Barrantes, hasta hace pocas semanas obispo de la diócesis de Tilarán? Para nadie es un secreto que la iglesia no vive su mejor momento: la pérdida de los valores morales tradicionales, la aparición de nuevas agrupaciones religiosas, y los recientes escándalos protagonizados por miembros del clero, han minado la confianza de los fieles a nivel internacional. Según el doctor en Filosofía Arnoldo Mora, la iglesia católica debe seguir jugando un papel de primera línea en la historia de nuestro pueblo, y lo que suceda dentro de ella debe de ser materia de suma importancia para nosotros. Para la politóloga Nuria Marín, es importante que el nuevo arzobispo, Monseñor Barrantes continúe la labor emprendida por su antecesor, Román Arrieta, quien siempre tuvo un mensaje y un consejo en el momento oportuno. Sin embargo, son muchos los retos que Monseñor Barrantes tendrá que enfrentar a su llegada a su nuevo cargo. Nuria Marín señala la necesidad de promover una mayor incorporación de los jóvenes a la vida eclesiástica, Promover aun más la gestión de solidaridad social Y abrir la iglesia a los problemas de la vida diaria como varios de los desafíos que esperan al nuevo líder eclesiástico. Y para Arnoldo Mora: “el reto inmediato es volver a organizar el clero, organizar un plan pastoral integral de toda la arquidiócesis, eso lo puede lograr en uno, máximo dos años, ahora el reto a largo alcance es el proceso de secularización o de laicización que se opera en todas las sociedades occidentales.” Para Mora, la iglesia debe prepararse para una sociedad cada vez más laicizada, en donde los criterios de autoridad deben ceder ante el testimonio inspirado en convicciones vividas con autenticidad. Además, considera que el arzobispo debe de ser ante todo un pastor y no un administrador y saber conducir a la comunidad con el corazón. No es fácil la tarea que asume el nuevo arzobispo Monseñor Hugo Barrantes. Tanto en el plano estrictamente religioso, como el moral, ético, y hasta en el terreno político; la cabeza de la iglesia católica costarricense es una figura de mucha relevancia, y en el se depositan muchas expectativas de su congregación, y de toda la sociedad.