Todas las organizaciones humanas pasan por ciclos de vida, por eso, el crecimiento y envejecimiento de las organizaciones se parece a los ciclos de vida de los seres humanos. Una organización o empresa que está creciendo funciona por su capacidad de respuesta; una que esta que esta envejeciendo funciona por inercia. En la organización en crecimiento, la dirección controla al sistema. En la organización senil, el sistema controla a la dirección. En la primera todo se permite a menos que se halle expresamente prohibido; en la segunda se prohíbe todo lo que no esté expresamente permitido. En la empresa que crece, lo importante es QUÈ HACEMOS; en la que envejece, importa más CÓMO lo hacemos. En la primera los integrantes “Consiguen lo que quieren”, en la segunda “Quieren lo que les conviene”. En la empresa que crece, los departamentos con poder son mercadeo y ventas; en la que envejece el poder esta con finanzas y contabilidad. La organización creciente está en la edad de la intuición; la que envejece está en la edad del juicio. En la primera cada problema es una oportunidad; en la segunda cada oportunidad es un problema. En la organización que crece, lo que importada de cada persona es lo que aporta, no su personalidad; en la organización decadente lo importante de cada uno es su personalidad, no lo que aporta. En la empresa creciente hacen falta “consultores”; en la decadente, hacen falta “insultores”, porque nadie hace nada sin que lo insulten. En la empresa creciente, triunfan los que se arriesgan; en la decreciente, se asciende evitando los riesgos. Y en resumen, en la empresa o institución en crecimiento, se busca a los mejores trabajadores para cada puesto. En la empresa decadente, están los que no encuentran trabajo en ninguna otra parte.