Jueves, 29 Agosto 2002 18:00

Decálogo del optimista

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¿Es usted optimista? Si no lo es, tal vez le interese saber como es esa gente que siempre le encuentra el lado bueno a la situación más negativa. Quien sabe, tal vez aprenda algo de ellos. Los optimistas se valoran a sí mismos, y aprovechan de la mejor manera posible, sus talentos personales innatos. Los optimistas aceptan a los demás como son, y no malgastan energías queriendo cambiarlos, sólo influyen en ellos con paciencia y tolerancia. Los optimistas son espirituales, cultivan una excelente relación con Dios y tienen en su fe una viva fuente de luz y de esperanza. Los optimistas disfrutan del "aquí" y el "ahora"; no viajan al pasado con el sentimiento de culpa ni rencor, ni al futuro con angustia. Disfrutan con buen humor y con amor. Los optimistas ven oportunidades en las dificultades, aprovechan las lecciones que les ofrecen los errores, y tienen habilidades para aprender de sus derrotas. Los optimistas son entusiastas, dan la vida por sus sueños y están convencidos de que la confianza y el compromiso personal obran milagros. Los optimistas son íntegros y de principios sólidos, por eso disfrutan de paz interior y la irradian y comparten, aún en medio de los problemas y crisis. Los optimistas no se desgastan en la crítica destructiva y ven la envidia como un veneno. No son espectadores de las crisis, sino protagonistas del cambio. Los optimistas cuidan sus relaciones interpersonales con esmero, saben trabajar en equipo y son animosos sembradores de fe, esperanza y alegrías. Los optimistas también tienen épocas difíciles, pero no se rinden ni se dejan aplastar por su peso, ya que saben que aún la noche más oscura tiene un claro amanecer y que por encima de las nubes más densas sigue brillando el sol; … que todo túnel, por más largo y oscuro que sea, siempre tendrá otra salida … y que todo río, siempre tiene dos orillas. “Decálogo del optimista” de Gonzalo Gallo
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