¿A usted le dice algo este número? Novecientos cuarenta y cinco mil millones
Pero, espere que le agreguemos la palabra dólares.
Ahora sí, digámoslo de nuevo: novecientos cuarenta y cinco mil millones de dólares.
Suena a mucha plata, ¿verdad?
De hecho, solo le falta un piquillo para que llegue a la muy temida cifra del millón de millones, o dicho en términos matemáticos, del billón de dólares.
Pues esa es la suma que, según el fondo monetario internacional, se perderá en la actual crisis bancaria.
De hecho, ahora las pérdidas se están extendiendo del sector de las hipotecas a bajos intereses a los sectores de la propiedad comercial, el crédito de consumo y al crédito empresarial.
Para el Fondo Monetario Internacional, la institución que vigila la economía de todo el planeta, las corporaciones bancarias fallaron en poder apreciar adecuadamente los riesgos de esos préstamos inmobiliarios.
Y ahora, agregan, podrían necesitarse duras medidas financiera y una mayor intervención estatal en el sector.
En una palabra, el fondo dice que los efectos de la crisis de las hipotecas inmobiliarias de los estados unidos van a ser más amplios y profundos de lo que se había pensado.
Pero el informe, hecho para ser presentado en una reunión de lideres financieros de todo el mundo, no solo se queda en el análisis de lo que pasó, sino que de pasada, apunta a varios posibles responsables de la torta.
Hubo poco control estatal y peor supervisión de los mismos bancos, los que permitieron que esto se desarrollara.
Por otro lado, hubo excesiva codicia de los bancos, que los llevó a asumir riesgos poco razonables a la hora de suscribir préstamos con personas que no tenían verdadera capacidad de pagarlos.
En resumen: el fondo monetario internacional dice que falló el conjunto de los sistemas de prevención del riesgo financiero de las empresas bancarias, tema en el que se supone que debían ser expertos.
En otras palabras, como que a los bomberos se les pierda la manguera.
Ahora los gobiernos y los bancos deben prepararse para enfrentar inmensas cantidades de bienes embargados y propiedades rematadas a causa del mal crédito, lo que a su vez tendrá un efecto pesimista sobre las economías.
Ahora el dilema está en que, si bien se necesita renovar los esquemas de regulación de los bancos multinacionales, un exceso de restricciones puede traer como resultado que la crisis se agudice, o sea que el remedio empeore la enfermedad.
Sin embargo, una consecuencia casi inevitable para el fondo monetario internacional es que estados unidos deberá exigir a esas corporaciones que guarden más fondos de reserva para prevenir futuras crisis.
Pero queda claro para todos los analistas financieros es que aún nos se ve la luz al final de este amargo túnel.