Martes, 07 Noviembre 2000 18:00

¿Cómo funcionan los sistemas electrónicos para evitar el robo de libros en bibliotecas y librerías?

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En este día, El Sr. Roberto Zúñiga pregunta: ¿Cómo funcionan los sistemas electrónicos para evitar el robo de libros en bibliotecas y librerías? La forma de evitar el robo de libros, discos compactos, videos o cualquier otro tipo de productos de consumo masivo se inicia desde su fabricación. En el caso de los libros, se han inventado unas etiquetas electromagnéticas que se aplican automáticamente sobre el lomo de los libros durante su encuadernación, de tal manera que son prácticamente imperceptibles. El sistema consiste en una cinta electromagnética continua, un dispensador y un aplicador. La cinta autoadhesiva mide unos seis milímetros de ancho y se fabrican de hasta veinticinco mil metros de largo, lo que produce más de trescientas mil etiquetas que se pueden activar o desactivar. Durante el proceso de encuadernación una etiqueta es pegada a cada libro. Para las bibliotecas o los dueños de librerías este sistema ofrece una seguridad incorporada, confiable, oculta y activable o desactivable. Los libros son suministrados por el fabricante con las etiquetas, de tal manera que éstas no se ven, por lo que su detección por el posible ladrón es prácticamente imposible. Cada etiqueta se activa o desactiva mediante un dispositivo electromagnético ubicado estratégicamente en el local de venta o en la biblioteca. Una de las ventajas de este sistema de etiquetas es que las imprentas no tienen que cambiar sus procesos de fabricación, pues el sistema se añade a los equipos existentes sin que disminuya la velocidad de fabricación ni se interrumpa el proceso, permitiendo adherir hasta veinticinco mil etiquetas por hora. Las etiquetas fueron originalmente ideadas a solicitud de un grupo británico de libreros quienes querían un sistema para combatir el robo de libros en las tiendas. Sin embargo la tecnología puede ser aprovechada también por los fabricantes y vendedores de discos compactos, videos, ropa y alimentos o cualquier otro producto de consumo masivo que esté expuesto al público. Colaboró la ingeniera Flora Jiménez del TEC