Cuando comenzó la revolución industrial, los obreros tenían que trabajar, literalmente, de sol a sol.
Para librarse de esa esclavitud pagada, tuvieron que luchar duramente, hasta que consiguieron la jornada de ocho horas.
Un siglo después, esa misma epidemia comenzó a afectar a sus patrones.
Así, en las ultimas décadas del siglo veinte, para que los funcionarios fueran considerados importantes, en lugar de trabajar para vivir, vivían para trabajar.
Y las corporaciones competían porque sus ejecutivos trabajaban 10, doce o más horas y que en el fin de semana se llevaban trabajo para la casa.
Se tomaba como ejemplo a las corporaciones japoneses, en las que se trabaja más horas a medida que asciende en la cadena de mando.
Hoy se conocen los efectos tremendos que provocaron esos hábitos de los adictos al trabajo
Entre ellos están divorcios, infartos, suicidios, alcoholismo,
Y por supuesto, una generación de jóvenes desmoralizados, pues sus hijos crecieron sin padres
Hoy, una empresa moderna reconoce que todos sus trabajadores tienen derecho a ser sanos en todos los planos, y jamás podrán serlo sin una vida personal y familiar rica y abundante descanso
Los ejecutivos inteligentes incluso aceptan menor sueldo, cuando se les ofrecen mejores condiciones laborales, horarios más flexibles y mas tiempo para compartir con sus hijos
La promesa de ser ancianos millonarios ya no engaña a los nuevos profesionales
Como en todo, esas nuevas tendencias de la alta gerencia moderna han tardado en llegar a América latina.
Pero en muchas empresas, ya no se considera signo de importancia el trabajar hasta la noche o llevarse para la casa abultados maletines llenos de documentos.
Por el contrario, son cada vez mas motivo de bromas entre sus colegas.
Y para mañana le prometemos ....
Como detectar si su empresa es un infierno dirigido por adictos al trabajo que no soportan que los demás tengan una vida familiar y social.