Acaba de cumplir noventa años y todavía siembra yuca, pica leña y se sienta por las tardes a soñar
es uno de los mas importantes pioneros de la zona norte del distrito de Jiménez.
Se llama Víctor Hernández Alvarado, una verdadera leyenda en el desarrollo de comunidades como San Luis de Jiménez, y Anita grande, al noroeste de Guápiles.
Don víctor nació el cinco de junio de mil novecientos doce, en san Rafael de Poás, en Alajuela. Desde lo ocho años de edad ayudaba en las labores agrícolas y a los doce trabajaba volando pala, en santo domingo de Heredia.
Don Víctor cuenta: cuando eso, a los paleros le ponían a uno un orillero. Un orillero es un palero buenísimo, que iba adelante, jalando a los otros, más nuevillos.
Durante el gobierno de León Cortes, del año treinta y seis al cuarenta, un hermano suyo tuvo un problemilla y se tuvo que ir a la zona atlántica,
Como decían que en esa zona la gente era tan mala, a don Víctor le dio miedo que le mataran al hermano, así que se le fue atrás, para cuidarlo.
Los dos hermanos, Víctor y Bernandino, pasaron seis años trabajando en las montañas, sin saber de su familia.
esta carajada no valía un cinco. El paludismo mataba a mucha gente, los chiquillo se morían de lombrices en la panza, y había bichos etoda clase. Los temporales duraban hasta tres meses.
Pero el maíz se daba muy bien, y con muchas dificultades, lograban sacar su producto hasta la línea, por barriales en donde hasta las bestias se pegaban.
Así que volvieron a Heredia a traer a la familia, compraron finca en Jiménez y se avecindaron.
Hoy don Víctor Hernández ya no tiene a su hermano, ni descendencia, ni nunca se casó.
Vive con su sobrina Betina y su esposo, don Pepe Sánchez, otros dos pioneros del distrito de Jiménez de Pococí, donde en un tiempo se produjo el fuerte de la cosecha de maíz de Costa Rica.