Lunes, 13 Marzo 2017 05:53

¿Hasta cuándo seguirá sufriendo nuestra niñez?

El abuso contra nuestros niños, niñas y adolescentes, ha existido desde épocas muy antiguas y ha quedado marcado en la historia como una forma de agresión. Según la teoría, la violencia sexual se relaciona con la “propiedad privada” y eso la enmarca en la sociedad patriarcal que vivimos. Podríamos seguir hablando de la historia de este flagelo, pero es el hoy lo que nos preocupa y ocupa, lo que estamos viviendo aquí y ahora, con estas denuncias que en los últimos días han hecho niñas que decidieron no callar más y poner en evidencia sus sufrimientos.

Audio clip: Adobe Flash Player (version 9 or above) is required to play this audio clip. Download the latest version here. You also need to have JavaScript enabled in your browser.

Descargar


No es posible que seres que deberían vivir con alegría su niñez y sentirse seguros en sus casas y comunidades; tengan que estar temerosos de que, en cualquier momento, aparezca este fantasma y les recuerde y reviva el dolor y la agresión, marcando sus vidas para siempre. Nosotros, como padres, madres y ciudadanos en general, y como miembros de las instituciones, deberíamos luchar porque esto no suceda con nuestra niñez, y a quienes lo están sufriendo, darles con urgencia el apoyo que necesitan en estos casos.
Les comparto algunos criterios que nos ayudarán a reconocer cuando se puede estar presentando abusos en personas menores de edad, según el Manual de Capacitación sobre Abuso y Violencia. La violencia sexual contra las personas menores de edad se define como: “todo contacto sexual directo o indirecto de una persona adulta con un niño, niña o adolescente; realizado en el fin de obtener provecho, ventajas o placer, sometiendo mediante el ejercicio del poder, físico, psicológico o pecuniario”. En palabras sencillas es una violación a los Derechos fundamentales y a la dignidad de las personas menores de edad; y esto debe quedar muy claro.
Lamento que para algunos adultos que rodean a los niños y adolescentes, sean inadvertidos los síntomas que estos presentan cuando están siendo víctimas de abuso sexual: terrores nocturnos, bajo rendimiento escolar, pérdida de apetito, conductas agresivas hacia ellos y su entorno, juegos sexuales, depresión
Cuando vemos estas señales en los niños, niñas y adolescentes y desconocemos la causa por la cual las está presentando; debemos poner atención y profundizar más. Eso sí, el caso se debe atender con mucho cuidado, porque si se hace un mal abordaje, causaremos más dolor. Si sospechamos y no sabemos cómo enfrentar el tema, busquemos ayuda de un experto para que nos encauce a enfrentar la situación.

He de recalcar muy vehemente que ante cualquier sospecha de abuso contra personas menores, debemos obligatoriamente denunciar ante la autoridad correspondiente; pues de lo contrario somos cómplices de este delito. Y eso no lo digo yo, sino la ley, principalmente el Código de la Niñez y Adolescencia en sus Artículos 49 y 66.

Nunca me cansaré de pedirle a todos: usted padre, madre, tía, vecina, maestra, a toda la población en general, ante esta situación que sufren nuestros niños, debemos tener sensibilidad y ejercer nuestra paternidad social. No crea que porque un menor no sea familia suya, usted no puede denunciar, piense más bien, que su intervención podría salvarle la niñez, la inocencia y hasta la vida. Los niños, las niñas y los adolescentes deben vivir con alegría y tranquilidad en sus hogares y comunidades, no con el temor constante de ser abusados.