Lástima que ese viejo refrán que sirve de título a este comentario, lo podamos constatar en, los pocos meses, que lleva la gestión de la señora presidente Laura Chinchilla. La golondrina, con todo respeto y consideración lo digo, es el señor ministro de Seguridad Pública y Gobernación, licenciado José María Tijerino Pacheco, quien desde el mismo inicio de sus responsabilidades dio, muestras claras de ser un hombre de palabra, muy vehemente pero no por eso menos inteligente, sensato y prudente.
No más comenzando su gestión advirtió que habría un cambio importante en la acción policial pues la guardia civil debería estar en las calles, prestando protección a la comunidad y no en las comisarías. Cuando algunos medios de comunicación social, lo increparon, públicamente, de que su orden había sido desatendida, por algunos de los cuerpos policiales. El señor ministro Tijerino con la serenidad y mayor prudencia, de las que ha dado muestras, les respondió algo como, que había que tener muy claro, que no era nada fácil cambiar una cultura organizacional, de la noche a la mañana.
La última acción del ministro Tijerino, fue su posición oportuna y tajante ante los hechos sucedidos en el Río San Juan, cuando una draga y un grupo de efectivos nicaragüenses violentaron la soberanía costarricense. En pocas horas, fijó la estrategia, logró el apoyo del Consejo de Gobierno y envió efectivos policiales muy bien parapetados, para garantizar la integridad del territorio nacional. Acción que significó la paralización total de la actividad del dragado en el San Juan.
Pero a excepción de todo lo antes citado, pareciera al juzgar por las acciones del Ejecutivo, que seguimos con más de lo mismo. El alto costo de la vida, que no da tregua a los hogares costarricenses, a pesar de la evidente revalorización del colón frente al dólar. Largas filas en los centros de la Caja. Otro caso, son los problemas en las carreteras construidas recientemente las que casi desde el inicio, han presentado serios problemas y finalmente tenemos el incumplimiento de compromisos gubernamentales con las comunidades, como es el caso de la carretera a San Carlos.
Una vez más, ahora el Gobierno de turno, sale a los medios para decir que ya si va en serio la conclusión de esa carretera a ese cantón del norte de Alajuela pero, es tal la desconfianza de los activistas sancarleños, que recibieron con escepticismo la nueva promesa, según lo informó ayer La Nación. Hay que decir que este sentir no es gratuito pues hartas pruebas tenemos las y los costarricenses de que las promesas de las campañas políticas y muchos compromisos gubernamentales, en la mayoría de los casos, quedan solo en eso, pura palabrería y letra muerta en un papel.
Desafortunadamente, este Gobierno, con las excepciones del caso como la citada, en estos meses que lleva de gestión, no ha demostrado que la exaltada experiencia y el conocimiento de los grandes problemas nacionales y de sus posibles soluciones, les haya servido para orientar eficazmente la acción del Ejecutivo. Algunas acciones a veces erráticas y otras hasta contradictorias de parte de la Casa Presidencial, pareciera dejar claro que se sigue administrando con visión de Gobierno y no de Estado, donde es el cortoplacismo lo que priva y no propuestas de mayor proyección.
Por eso digo, que lástima que una sola golondrina no haga verano
Lástima que ese viejo refrán que sirve de título a este comentario, lo podamos constatar en, los pocos meses, que lleva la gestión de la señora presidente Laura Chinchilla. La golondrina, con todo respeto y consideración lo digo, es el señor ministro de Seguridad Pública y Gobernación, licenciado José María Tijerino Pacheco, quien desde el mismo inicio de sus responsabilidades dio, muestras claras de ser un hombre de palabra, muy vehemente pero no por eso menos inteligente, sensato y prudente.
No más comenzando su gestión advirtió que habría un cambio importante en la acción policial pues la guardia civil debería estar en las calles, prestando protección a la comunidad y no en las comisarías. Cuando algunos medios de comunicación social, lo increparon, públicamente, de que su orden había sido desatendida, por algunos de los cuerpos policiales. El señor ministro Tijerino con la serenidad y mayor prudencia, de las que ha dado muestras, les respondió algo como, que había que tener muy claro, que no era nada fácil cambiar una cultura organizacional, de la noche a la mañana.
La última acción del ministro Tijerino, fue su posición oportuna y tajante ante los hechos sucedidos en el Río San Juan, cuando una draga y un grupo de efectivos nicaragüenses violentaron la soberanía costarricense. En pocas horas, fijó la estrategia, logró el apoyo del Consejo de Gobierno y envió efectivos policiales muy bien parapetados, para garantizar la integridad del territorio nacional. Acción que significó la paralización total de la actividad del dragado en el San Juan.
Pero a excepción de todo lo antes citado, pareciera al juzgar por las acciones del Ejecutivo, que seguimos con más de lo mismo. El alto costo de la vida, que no da tregua a los hogares costarricenses, a pesar de la evidente revalorización del colón frente al dólar. Largas filas en los centros de la Caja. Otro caso, son los problemas en las carreteras construidas recientemente las que casi desde el inicio, han presentado serios problemas y finalmente tenemos el incumplimiento de compromisos gubernamentales con las comunidades, como es el caso de la carretera a San Carlos.
Una vez más, ahora el Gobierno de turno, sale a los medios para decir que ya si va en serio la conclusión de esa carretera a ese cantón del norte de Alajuela pero, es tal la desconfianza de los activistas sancarleños, que recibieron con escepticismo la nueva promesa, según lo informó ayer La Nación. Hay que decir que este sentir no es gratuito pues hartas pruebas tenemos las y los costarricenses de que las promesas de las campañas políticas y muchos compromisos gubernamentales, en la mayoría de los casos, quedan solo en eso, pura palabrería y letra muerta en un papel.
Desafortunadamente, este Gobierno, con las excepciones del caso como la citada, en estos meses que lleva de gestión, no ha demostrado que la exaltada experiencia y el conocimiento de los grandes problemas nacionales y de sus posibles soluciones, les haya servido para orientar eficazmente la acción del Ejecutivo. Algunas acciones a veces erráticas y otras hasta contradictorias de parte de la Casa Presidencial, pareciera dejar claro que se sigue administrando con visión de Gobierno y no de Estado, donde es el cortoplacismo lo que priva y no propuestas de mayor proyección.
Por eso digo, que lástima que una sola golondrina no haga verano