Ello indica que el sometimiento a crítica del acontecer de la formación profesional en las universidades sigue siendo una asignatura pendiente, más aún cuando las señales que surgen en los espacios laborales y sociales donde actúan los profesionales dan cuenta de la existencia de corrupción, descuido del ambiente, exclusión escolar, desnutrición infantil, pobreza en la mayoría de la población, entre otros hechos éticamente cuestionables.
La persistencia de estos problemas no se explica por factores relacionados con competencias técnicas sino, fundamentalmente, por la escasa eticidad en los ámbitos políticos donde toman decisiones personas que, en su mayoría, cuentan con título universitario.
En este sentido, es válido destacar los esfuerzos que las universidades llevan a cabo para iniciar o remozar el propósito del sentido ético en sus instituciones. Tal es el caso de la Universidad Nacional de Costa Rica la cual, en el marco del IV Congreso Universitario en el 2014, se dio a la tarea de modificar el actual estatuto para crear uno nuevo que fuera más flexible y dinámico y que responda a las nuevas demandas de crecimiento de la Universidad Nacional.
Dentro de los múltiples cambios e innovaciones que este nuevo Estatuto Orgánico posee, se establece, en el artículo 87, la creación de la Procuraduría de la ética como una instancia que, con independencia funcional y de criterio, tiene como propósito la supervisión y tutela de los valores, principios y fines de la universidad.
En este sentido, constituye el referente ético de todo el quehacer institucional y, además, se regirá por un reglamento específico. Por lo cual, será no un órgano jurídico ni técnico cuya base sea lo punitivo, sino que se encargará de promover, difundir y educar a la comunidad universitaria para la formación de una cultura ética en la Universidad Nacional, desde los principios, valores y fines de la universidad mediante diversas actividades académicas como conferencias, talleres o campañas de divulgación.
Valga resaltar que la creación de esta Procuraduría de la Ética constituye un gran hito en la historia de la Universidad Nacional por ser la primera que se crea en un centro educativo costarricense. Ojalá este ejemplo sea emulado por más instituciones educativas, tanto públicas como privadas, con el fin de lograr una vía para hacer más legítimo y moral el trabajo universitario y, por ende, que los estudiantes tengan la posibilidad de aportar a la justicia social con sus saberes profesionales; ello, sin duda, constituye un modo de compensarle a la sociedad el bien recibido en las aulas universitarias.